BBVA Research estima que el PIB de Castilla y León crecerá un 2,3% en 2019 y un 1,9% en 2020
BBVA Research estima que el crecimiento de la economía castellanoleonesa podría alcanzar un 2,3% en 2019 y un 1,9% en 2020. Así lo indica en su último informe ‘Situación Castilla y León’, presentado hoy por el economista jefe para España de BBVA Research, Miguel Cardoso, y Yolanda Martínez-Bajo, directora de la Territorial Noroeste de BBVA. De cumplirse estas previsiones, la región completaría siete años con un crecimiento anual promedio del 1,9%. Asimismo, en 2019 y 2020 podrían crearse 35.000 empleos, lo que llevaría a una reducción de la tasa de paro promedio hasta el 8,0% en 2020.
En 2018, el PIB regional podría haber aumentado un 2,2%, tras crecer en torno al 0,6% trimestral promedio CVEC, una décima por debajo del registrado en la segunda mitad de 2017 y en línea con la media nacional. A pesar de que en 2019 se mantiene el crecimiento en Castilla y León, la tendencia en el horizonte de previsión continúa siendo de desaceleración moderada, común a la observada en el conjunto de España. Ello se traduce en un menor dinamismo en la creación de empleo.
Según BBVA Research, la evolución de la economía castellanoleonesa entre el año pasado y el comienzo de 2019 se explica, por lo que se refiere a la demanda interna, por el mantenimiento del dinamismo del gasto de los hogares y un aumento del consumo y la inversión públicos. Por otro lado, los vientos de cola pierden vigor y la demanda embalsada se va absorbiendo. Por su parte, la inversión en construcción residencial siguió recuperándose, aunque con una evolución negativa en los precios de la vivienda, a diferencia de lo que se observa a nivel nacional. Por la parte externa, se observó una reducción de las exportaciones de bienes, ligada principalmente a la contención en el sector automóvil y en todos los principales destinos, junto a una moderación del crecimiento de las exportaciones de servicios turísticos.
El impulso fiscal favorecerá el crecimiento en Castilla y León
En este contexto, BBVA Research prevé para 2018 una moderación del crecimiento hasta el 2,2%. La desaceleración continuaría hasta un 2,3% y 1,9% en 2019 y 2020 respectivamente. Diversos factores contribuirán a la realización de este escenario. Por un lado, se espera que la recuperación de la demanda mundial continúe, a pesar del menor crecimiento en la eurozona, principal destino de las exportaciones regionales. La potente importación de bienes de equipo de los últimos tres años apoyará dicha mejora, junto con el abaratamiento del barril de petróleo y un euro algo más depreciado.
La normalización más lenta de lo previsto de la política monetaria apoyará la demanda interna y, en particular, la recuperación del sector inmobiliario. Asimismo, el impulso fiscal derivado del aumento de salarios públicos, de las pensiones y del salario mínimo contribuirá a aumentar la renta disponible de los hogares y sostener el consumo a corto plazo. En particular, Castilla y León será una de las regiones más favorecidas por esas dos medidas de incremento del gasto público.
Con todo, se mantiene la incertidumbre en diversos aspectos: en el contexto global, un aumento de las tarifas aduaneras entre EE.UU., la UE y China son el riesgo más evidente, junto con un ajuste intenso del crecimiento en China y EE.UU. y un contexto europeo de mayor incertidumbre. Sin embargo, ha aumentado la probabilidad de una salida sin acuerdo entre el Reino Unido y la Unión Europea. El impacto directo de estos factores será moderado para el caso de Castilla y León, pero la posibilidad de un conflicto comercial mayor, junto con el impacto indirecto que pudiera conllevar un deterioro del entorno financiero, podría llevar a un escenario de menor crecimiento del comercio y de la economía europea y mundial. En particular, Castilla y León podría enfrentar un reto mayor que otras comunidades si la guerra comercial se extiende al sector del automóvil.
A nivel doméstico, existen dudas sobre la política económica y sobre los efectos de algunas de las medidas ya tomadas, que también han afectado a la confianza de los agentes y sus decisiones de consumo e inversión. El ciclo político despierta dudas sobre la evolución del gasto público y el cumplimiento de los objetivos de déficit, tanto a nivel nacional como regional. La menor demanda de los hogares y empresas catalanas podría haber afectado también a las empresas castellanoleonesas. Si bien la evolución más reciente de la economía catalana muestra que los efectos parecen haber sido transitorios, un eventual repunte de la incertidumbre podría suponer un nuevo riesgo a la baja sobre la actividad.
Adicionalmente, el aumento del salario mínimo tendrá efectos negativos sobre el crecimiento y la creación de empleo a largo plazo, en la medida en que no venga acompañado de medidas que ayuden a mejorar la productividad. Finalmente, tras el rechazo a la propuesta de Presupuestos Generales para 2019, se mantiene la incertidumbre sobre el tono que la política fiscal pueda mostrar el próximo año, dada la necesidad de continuar consolidando las cuentas en un contexto de menor crecimiento de la economía española.
35.000 nuevos empleos en Castilla y León entre 2019 y 2020
De cumplirse el escenario planteado para Castilla y león, la región completaría siete años con un crecimiento anual promedio del 1,9%. Esto permitiría que, entre el final de 2018 y el de 2020, se puedan crear 35 mil puestos de trabajo, y reducir la tasa de paro promedio en 2,1 (puntos porcentuales) hasta el 8,0% a finales de 2020.
Según las previsiones del Servicio de Estudios de BBVA, este crecimiento permitirá aumentar los niveles de PIB per cápita en 2,6% promedio anual, pero impulsado en parte por la reducción de población en la región.
Retos de la economía castellanoleonesa en el escenario actual
En todo caso, los retos a medio plazo para la economía castellanoleonesa son exigentes: el empleo se encontrará todavía 5,2 p.p. por debajo del nivel de 2008, a pesar de que la tasa de paro estará 1,7 p.p. por debajo. La tasa de paro y la proporción de jóvenes que ni estudian ni trabajan (aunque menores que en otras regiones españolas) son aún altas, en un contexto de evolución demográfica a la baja y reducción de la población activa. Ello, junto a un significativo nivel de temporalidad, implica que la recuperación puede ser desigual y no inclusiva. Por tanto, se deben impulsar medidas que reduzcan la vulnerabilidad de la economía española ante los desafíos vigentes, y que permitan avanzar en la digitalización.
Finalmente, en el informe se presenta un análisis de la evolución de la población de España y Castilla y León entre 1950 y 2016. Al igual que en el resto de España, en Castilla y León se observa un rápido proceso de envejecimiento que se traduce en un fuerte aumento del peso de la población más de 65 años durante todo el período. Pero dentro de esta tendencia común, la evolución de la población castellanoleonesa ha estado por debajo de la media nacional y cerca del mínimo por CC.AA. Ello implica, por tanto, que este debe ser considerado como un reto de primera magnitud.