BBVA Research estima que el PIB de Cantabria podría crecer un 2,8% en 2018 y un 2,6% en 2019
BBVA Research estima que el crecimiento de la economía cántabra podría situarse en un 2,8% en 2018 y un 2,6% en 2019. Así lo indica el Servicio de Estudios de BBVA en su último informe ‘Situación Cantabria’, presentado hoy por el economista jefe para España de BBVA Research, Miguel Cardoso, y Carlos Gorria, director de la Territorial Norte de BBVA. De cumplirse estas previsiones, la región completaría seis años con un crecimiento anual promedio del 2,5% y podrían crearse, en el conjunto de los dos años, 10.500 empleos, lo que supondría una reducción de la tasa de paro promedio hasta el 9,7%.
La economía de Cantabria mantiene un crecimiento sólido en el arranque de 2018. En el primer semestre del año, el PIB regional podría haber aumentado en torno al 0,6% trimestral promedio CVEC, una décima por debajo del promedio registrado en la segunda mitad del año pasado y en línea con la media nacional. Para la segunda mitad del año, los indicadores disponibles señalan que la actividad podría estar cerca del 0,7% t/t.
Según BBVA Research, esta evolución de la economía cántabra se explica por el buen comportamiento del consumo privado, y coincide con una aceleración de la inversión en bienes de equipo y de las exportaciones. Así, el consumo privado se ha acelerado en la primera mitad del año en un contexto de menor impulso de los vientos de cola. La inversión en vivienda mantiene su dinamismo, pero sin que esto se haya trasladado aún a los precios, que a diferencia de lo que sucede en el conjunto de España, caen en la primera mitad del año.
Por su parte, el sector turístico sigue creciendo, pero a un ritmo menor, reflejando un menor crecimiento del turismo de residentes en España, principal mercado de la región. También las administraciones públicas han impulsado tanto el consumo como la inversión. En la mejora del mercado laboral destacan las manufacturas y el sector público. Por comarcas, el Arco Metropolitano y el Área de Influencia de Santander, así como Torrelavega-Besaya son las más dinámicas.
En este contexto, BBVA Research prevé que el crecimiento de la economía cántabra se podría moderar hasta el 2,8% en 2018 y el 2,6% en 2019. Diversos factores contribuirán a este avance. Por un lado, se espera que el crecimiento continúe en la Unión Europea, lo que debería favorecer las exportaciones de bienes y el proceso de internacionalización de las empresas cántabras. Adicionalmente, la política monetaria seguirá siendo expansiva, y es de prever un proceso de normalización lento, que mantenga los tipos de interés bajos. La demanda interna, en general, se verá apoyada por esta laxitud de las condiciones financieras, lo que permitiría que la recuperación en el sector inmobiliario continuase. Asimismo, los Presupuestos Generales del Estado aprobados para 2018 apuntan a un tono más expansivo de la política fiscal, que impulsa la renta de los hogares en la segunda mitad de este año.
10.500 nuevos empleos en Cantabria entre 2018 y 2019
De cumplirse el escenario planteado para Cantabria, la región completaría seis años con un crecimiento anual promedio del 2,5%. Esto permitiría que, entre el final de 2017 y el de 2019 se puedan crear algo más de 10 mil puestos de trabajo, y reducir la tasa de paro promedio hasta el 9,7% en 2019.
Según las previsiones del Servicio de Estudios de BBVA, aunque a finales de 2019 se podría alcanzar los niveles de PIB absoluto y per cápita anteriores a la crisis, todavía el empleo se situaría 7 p.p. por debajo del nivel pre-crisis.
En este entorno, BBVA Research apunta la necesidad de seguir incidiendo en políticas que ayuden a reducir más rápidamente la tasa de desempleo, la temporalidad, y a incrementar la productividad del factor trabajo. Para ello, es necesario aprovechar las oportunidades de la cuarta revolución industrial, mejorar el capital humano, la atracción de talento, la rápida adopción de nuevas tecnologías y el incremento del tamaño medio de las empresas.
Retos de la economía cántabra en el escenario actual
En un marco donde las perspectivas de crecimiento de la comunidad autónoma se mantienen sólidas, BBVA Research ha observado señales de desaceleración que suponen exigentes retos a medio plazo para la economía cántabra.
Diversos factores, externos e internos, podrían alterar el crecimiento de la comunidad autónoma. Por un lado, el incremento de la demanda interna podría ser menor que en años previos. Esta tendencia se explicaría, en primer lugar, por el menor impulso de la actividad debido al agotamiento del empuje ligado a la “demanda embalsada” durante la crisis. Asimismo, el repunte del precio del petróleo está teniendo un efecto negativo sobre la renta disponible de los hogares y los costes de producción de las empresas.
Además, la moderación de la creación de puestos de trabajo en ciertas zonas del país podría afectar negativamente la demanda de bienes y servicios de Cantabria. Finalmente, las comunidades autónomas dependientes del turismo en España muestran una ralentización relacionada principalmente con la recuperación de la competencia de destinos alternativos y, a algunos indicadores sugieren que perdura el efecto contractivo de la incertidumbre sobre la economía catalana. Ambos factores podrían afectar negativamente al comportamiento de la economía cántabra, aunque en menor medida de cómo lo harán en otras comunidades.
En el entorno exterior, se ha observado un aumento del precio del petróleo y mayor incertidumbre, destacando a nivel europeo la política en Italia y el proceso de negociación del brexit, junto a los anuncios arancelarios. Un eventual aumento significativo de los tipos de interés tendría consecuencias importantes para el gasto de familias, empresas y sector público.
Evolución de la población en Cantabria
Finalmente, en esta revista se presenta un análisis de la evolución de la población de España y Cantabria entre 1950 y 2016. Al igual que en el resto de España, en Cantabria se observa un rápido proceso de envejecimiento, que se traduce en un fuerte aumento del peso de la población más de 65 años durante todo el período. Dentro de esta tendencia común, la población cántabra, que inicialmente tenía una estructura por edades similar a la media española, envejece más rápidamente y se aleja cada vez más de la media, especialmente, en lo que se refiere a la población de mayor edad.