BBVA Research disminuye la previsión de crecimiento del PIB español al 1,9% en 2019 y al 1,6% en 2020
En su último informe de ‘Situación España’, presentado hoy por Jorge Sicilia, director de BBVA Research y economista jefe del Grupo BBVA, y Rafael Doménech, responsable de Análisis Económico, el servicio de estudios de BBVA ha revisado a la baja las previsiones de crecimiento del PIB nacional hasta el 1,9% en 2019 (frente al 2,3% hace tres meses) y hasta el 1,6% en 2020 (frente al 1,9% anterior). El cambio a la baja se explica por la revisión histórica de los datos de actividad realizada por el INE, por la tendencia negativa que muestran algunos componentes de la demanda y por el deterioro del contexto internacional. De cumplirse este escenario, se crearían alrededor de 750.000 puestos de trabajo durante el bienio y la tasa de paro se situaría en el entorno del 13,3% en el promedio del siguiente año.
El informe ‘Situación España’ apunta que la revisión de la Contabilidad Nacional y los datos de actividad más recientes revelan que la economía muestra un impulso algo más débil de lo previamente asumido. Así, el crecimiento del PIB continuaría entre el 0,3 y el 0,5% intertrimestral en el tercer trimestre del año, un ritmo similar al observado durante el primer (0,5%) y segundo trimestre del año (0,4%), aunque sustancialmente inferior al observado desde 2014 (0,7% en promedio trimestral).
Las sorpresas negativas de la revisión estadística revelan una composición del crecimiento menos sólida. En particular, se observa una ralentización de la demanda interna, explicada por la debilidad del gasto en consumo de las familias y derivada, en gran medida, de la atonía de la compra de bienes duraderos, que encadenan ya varios trimestres de caídas. Por lo que respecta a la inversión, también ha mostrado un avance menos vigoroso de lo previsto. En particular, los buenos datos del primer trimestre en la compra de bienes de equipo han dado paso a cierta reversión durante los últimos meses. Asimismo, la inversión en construcción no residencial continúa con la fragilidad mostrada desde inicios del año, afectada en parte por la sorpresiva evolución de la inversión pública.
Dentro de lo destacable positivamente, los cambios estadísticos muestran que la evolución de las exportaciones ha sido relativamente buena, a pesar de la volatilidad en sus componentes. Por un lado, las de servicios tuvieron un inicio de año esperanzador, aunque el comportamiento reciente de los indicadores en el sector turístico supone un factor de preocupación. Por otro, las de bienes se aceleraron durante el segundo trimestre, apoyadas por el crecimiento de las ventas dentro de la UE.
Finalmente, los dos elementos del cuadro macroeconómico que menos volatilidad han aportado y que continúan apoyando la recuperación son el consumo público y la inversión en vivienda.
La incertidumbre continúa siendo elevada dentro y fuera de España
La incertidumbre sobre la política económica vuelve a aumentar, influenciada en gran medida por un entorno exterior volátil. En primer lugar, parece que las tensiones arancelarias han tenido un impacto sobre el comercio mundial superior y más prolongado en el tiempo del que se esperaba. En segundo lugar, durante los últimos tres meses se han incrementado los riesgos a este respecto, dado el conflicto entre Estados Unidos y China, o como consecuencia del aumento en la probabilidad de una salida del Reino Unido de la UE sin acuerdo. Esto ha traído ajustes significativos en los mercados financieros y en algunas economías más abiertas que, como la alemana, comienzan a mostrar de manera más evidente los efectos de la mayor incertidumbre, aumentando la probabilidad de recesión en Europa.
En España, los riesgos también son elevados. El aumento de la tasa de ahorro podría reflejar una mayor precaución por parte de los hogares. En cuanto a las empresas, la inversión muestra un debilitamiento que podría ser consistente con un entorno de creciente desconfianza. Esto se da al mismo tiempo que se aceleran los salarios y empeora la productividad, lo que también podría estar detrás de la ralentización en la creación de empleo, y que está afectando más a colectivos y sectores donde la incidencia en el uso de contratos ligados al salario mínimo es mayor o a aquellos donde comenzaría a hacerse cada vez más evidente la falta de mano de obra cualificada. Además, algunos sectores como el automotriz o el de la vivienda viven un entorno especialmente incierto en lo referente a la regulación.
A pesar de todo, la economía española se encuentra mejor preparada que en otros episodios para enfrentarse a un entorno de menor crecimiento
Las empresas y las familias han avanzado de manera considerable para reducir los niveles de endeudamiento durante la última década. El sistema financiero presenta adecuados niveles de liquidez y capitalización. Ambos factores hacen que el impacto de la política monetaria pueda ser mayor que en períodos donde no se daban esas condiciones. Además, no se percibe que se hayan generado desequilibrios en algunos sectores o mercados, como el inmobiliario o el laboral. Las ganancias de competitividad se mantienen y el cambio hacia una economía más abierta se ha consolidado.
En todo caso, hay que reforzar estos patrones y proteger a la economía con un plan integral de reformas que ayuden a reducir más rápidamente la brecha existente en empleo y salarios con el resto de la UEM. Una parte importante de la recuperación de los últimos años se explica por las medidas implementadas durante la crisis. Sin embargo, las políticas encaminadas a mejorar la capacidad de crecimiento se han detenido desde hace ya varios años.