Los cambios en la estructura familiar en España, cruciales para absorber el impacto de la crisis en los hogares
BBVA Research presenta un nuevo estudio denominado Crisis, gasto de los hogares y estructura familiar: el ratio de Palma de la economía española (2007-2014), en el que analiza la evolución en los niveles de vida de los diferentes grupos sociales desde el inicio de la crisis.
El informe Crisis, gasto de los hogares y estructura familiar: el ratio de Palma de la economía española (2007-2014), elaborado por BBVA Research destaca que la disminución del gasto de las familias alcanzó un 16% en este periodo, pero presenta un comportamiento muy heterogéneo entre las diferentes regiones de España.
El estudio, presentado por Rafael Doménech, economista jefe de Economías Desarrolladas de BBVA Research, y Antonio Villar, profesor de la Universidad Pablo de Olavide y del European University Institute, incide en que la crisis ha producido en España cambios en los niveles de vida de los distintos grupos sociales.
En este sentido, analiza a partir de los datos de la Encuesta de Presupuestos Familiares elaborado por el INE, la distribución del gasto de los hogares españoles en el periodo 2007-2014. El trabajo toma como referencia el gasto en consumo de los hogares ajustado por su tamaño y composición. Para medir la desigualdad, el estudio recurre a un nuevo indicador denominado el ratio de Palma.
El ratio de Palma es una medida de desigualdad elemental que consiste en comparar el consumo agregado del 10% de los hogares con mayor gasto por unidad de consumo, con el realizado por el 40% de los hogares con menor gasto.
La razón de tomar estos grupos sociales como referencia se debe a que existe una notable regularidad empírica, tanto en países como a lo largo del tiempo, que indica que las clases medias absorben aproximadamente el 50% de la renta total. Por tanto, el conflicto distributivo se concentra en el reparto del otro 50%: entre el 10% de los hogares acomodados y el 40% de los desfavorecidos.
Los resultados del análisis indican que la desigualdad en la distribución del gasto de los hogares españoles se redujo alrededor de un 9% entre 2007 y 2014, al tiempo que el gasto agregado disminuía un 16%. Los dos últimos años apuntan a un cambio de tendencia, con aumentos tanto en el consumo como en la desigualdad. Uno de los aspectos esenciales que explica la caída de la desigualdad del consumo es el ajuste del tamaño de las unidades familiares.
Estructuras familiares
Al respecto, los resultados muestran que los hogares con menos recursos emprendieron procesos de reunificación familiar debido a que algunos de sus miembros habían visto reducida su capacidad adquisitiva. De este modo, los hogares se beneficiaban de las economías de escala que resultan de una mayor dimensión.
La disminución de la desigualdad de consumo contrasta con el aumento de la desigualdad de ingresos. El gasto suele ser más adecuado para medir los cambios en el bienestar material. Según el gasto por unidad de consumo, el consumo del 10% de los hogares acomodados disminuyó más en términos relativos que el del 40% de los menos favorecidos durante la crisis.
En concreto, el gasto agregado se redujo en torno al 16% entre los años 2007 y 2014. La disminución experimentada por los hogares acomodados superó el 19% mientras que la correspondiente a los hogares desfavorecidos se situó en torno al 11%.
Hasta el año 2012, la proporción del gasto total efectuado por el 40% de las familias con menor gasto por unidad de consumo había aumentado con respecto al inicio de la crisis, mientras que la correspondiente al 10% más favorecido se había reducido.
En el año 2013 se inició un cambio de tendencia que se acentuó en 2014. Por tanto, el repunte en el consumo durante el último año se debe al aumento del gasto realizado por las clases medias y los hogares más acomodados.
Gran heterogeneidad regional
La variabilidad del comportamiento de los hogares menos favorecidos entre los años 2007 y 2014 es notable, con valores que van desde una reducción del gasto cercana al 18% en la Comunidad Valenciana a un incremento superior al 3% en La Rioja.
Las diferencias entre comunidades autónomas en cuanto al comportamiento del gasto de las familias acomodadas son también relevantes. Así, el rango de variación del consumo del 10% de los hogares con mayor gasto va desde el -30% en La Rioja y en Castilla y León hasta el -5% en Navarra.
Aunque hay bastante heterogeneidad regional, salvo en tres regiones (Cantabria, Madrid y Navarra), se cumple la regularidad observada a nivel nacional: la disminución del gasto de las familias acomodadas ha sido proporcionalmente mayor que el de las familias menos desfavorecidas.
En este sentido, el informe destaca dos aspectos importantes. En primer lugar, el ratio de Palma se redujo hasta el año 2012 en todas las comunidades autónomas y aumentó a continuación. La caída media para el conjunto de España alcanzó el 12% entre 2007 y 2012 (-9% en el conjunto del periodo).
En segundo lugar, la evolución de la desigualdad exhibe una variabilidad regional notable. Mientras que en Cantabria se incrementó ligeramente, en La Rioja y en Castilla y León disminuyo más del 30%.
Uno de los aspectos que contribuyó a moderar la desigualdad en la distribución del consumo durante la crisis fue el ajuste del tamaño familiar. Ante la pérdida de la capacidad adquisitiva de sus miembros, los hogares con menos recursos emprendieron procesos de reunificación familiar que les permitiesen aprovechar las economías de escala en el consumo y paliar así los costes de la crisis. Por el contrario, el resto de los hogares continuó reduciendo su tamaño medio.
Los cambios en la estructura de los hogares explican la mayor parte de la reducción del índice de desigualdad (un 80% de la variación total para el conjunto de España). Estos cambios han permitido a los hogares españoles absorber mejor el impacto de la crisis y limitar así las pérdidas en el nivel de vida.