BBVA participa junto a la élite en el Ironman 70.3 de Cartagena
En Cartagena de Indias se corrió el Ironman 70.3, una competencia de tipo mundial en la que participaron más de 2.000 atletas de 41 países y entre ellos, la selección BBVA conformada por empleados de Bogotá y de Villavicencio, el atleta paralímpico, Francisco Sanclemente y el triatleta top de Colombia, Carlos Quinchará.
Todavía no asomaba el sol en Cartagena de Indias y los alrededores de la Torre del Reloj y del Centro de Convenciones se comenzaron a llenar de gente, todos en ropa deportiva, de distinto color de piel y hablando diferentes idiomas. Eran los participantes del Ironman 70.3, que reunió a más de 2.000 atletas de todo el mundo, incluyendo a un grupo destacado de triatletas colombianos comandados por Carlos Quinchará, recién ganador de tres oros en los pasados juegos bolivarianos.
En el punto de partida esperaban también tres empleados de BBVA: Carolina Ordúz y Santiago Mendoza, de Bogotá y Miguel Mendoza, de Villavicencio. También participaron Francisco Sanclemente, un atleta en silla de ruedas que ha ganado maratones en varios países del mundo y el propio Quinchará, el mejor triatleta que tiene Colombia, y que hacen parte de una selección de deportistas que patrocina BBVA.
Por eso, entre las sombras de la madrugada y cuando ya la brisa cálida del Caribe comenzaba a pasearse por las calles de esta colonial y turística ciudad, cuyas murallas que la rodean son consideradas Patrimonio Cultural de la Humanidad, todos estos deportistas iniciaban su preparación física de cara al reto del día y de sus vidas: terminar un Ironman 70.3.
Carolina Ordúz luego de cruzar la línea de meta.
Y el reto no era fácil, 113 kilómetros de los cuales 1,9 kilómetros son de natación (equivalente a cerca de 40 piscinas olímpicas) en las calmadas aguas de la Bahía de las Ánimas, detrás del muelle de los Pegasos; 90 kilómetros de bicicleta bordeando las avenidas que circundan el mar Caribe que respira tranquilidad en esta parte del año y al final y como remate 21 kilómetros de atletismo (media maratón) en un circuito por las calles históricas de la ciudad bajo una temperatura promedio de 35 grados y en un esfuerzo de más de cinco horas para los menos expertos.
Quinchará arrancó de favorito con el dorsal número 1 que le correspondió por haber ganado el año anterior. Detrás lo hicieron sus más acérrimos competidores de EE. UU., Brasil, Alemania y de Colombia. En las damas, las cosas no fueron diferentes y el lote lo encabezaron Diana Castillo y Lina Raga, de Colombia. Eran las élites las que partían y acaparaban la atención. Quinchará salió como pez en el agua y se devoró Las Ánimas saliendo primero en la transición al ciclismo con una ventaja de más de cinco segundos sobre su competidor y a la postre ganador, el estadounidense Kevin Collington.
En esta categoría, tras dejar en lo alto del podio a Collington, ubicó de segundo al alemán Horst Reichel y de y tercero al estadounidense TJ Tollakson, puso en un cuarto puesto a Quinchará que defendía el título. En Damas, el oro fue para Diana Castillo, de Colombia y la plata y el bronce para Kelsey Withrow y Sarah Cameto, de EE. UU.
Mientras estas categorías cerraban el día, con tiempos entre las 3:50 horas y las 4.10 horas, en las otras categorías se vivían varios dramas. Carolina Ordúz, tras 5:57:17 segundos entraba en el puesto 11 de su categoría y Santiago Mendoza, lo hacía en el noveno puesto en la categoría de los 18-24 años, en su primer Ironman. Miguel Mendoza entraría más tarde en los puestos intermedios de su categoría de los 35-39 años.
Francisco Sanclemente quedó segundo en su categoría, donde competían más de 60 atletas.
Francisco Sanclemente, un atleta que en su silla de ruedas ha conquistado los más altos podios en las maratones de Madrid, Buenos Aires, Miami, Cali y Bogotá hizo su primer Ironman en Cartagena. Llegó de su natal Buga en donde presentó el fin de semana pasado su propia Carrera Atlética Nacional incluyente, en la que participó un grupo de atletas, muchos de ellos en situación de discapacidad.
Este atleta fue segundo en su categoría, en la que corrieron más de 60 deportistas entre sillas de ruedas y sillas atléticas. Como la discapacidad de Francisco no le permiten montar en bicicleta y hacer el atletismo, él nadó los 1,9 kilómetros y corrió en sus sillas el resto de la distancia, es decir más de 111 kilómetros.
Tras cruzar la meta, verificar su tiempo y casi llorar de alegría estos hombres y mujeres que a lo largo de 113 kilómetros dejaron el alma y el cuerpo, demuestran porqué el triatlón es una disciplina fuera de serie.