BBVA participa en el primer informe sobre la aplicación de la taxonomía sostenible europea en productos bancarios
¿Cómo saber cuándo un producto bancario es sostenible y contribuye a la protección del medio ambiente? 26 bancos, entre ellos BBVA, testaron en 2020 cómo la taxonomía de la Unión Europea sobre actividades sostenibles podría aplicarse a los productos bancarios básicos. Contar con criterios comunes para determinar qué productos son sostenibles debe permitir a los bancos impulsar la financiación sostenible de toda la economía.
European Banking Federation (EBF) y la Iniciativa Financiera del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP FI, por sus siglas en inglés) han presentado en un webinar durante los días 26 y 27 de enero un informe sobre la aplicación de la taxonomía de la UE en productos bancarios básicos. El informe comparte ideas clave sobre las ventajas y desafíos para los bancos en su tarea de adoptar criterios comunes y, al mismo tiempo, propone principios y recomendaciones para aplicar dicha taxonomía a la banca minorista, los préstamos para pymes y la banca corporativa, además del comercio, la exportación y la financiación de proyectos.
Entre marzo y agosto de 2020, 26 bancos, siete asociaciones bancarias y observadores como la Comisión Europea o la Autoridad Bancaria Europea, entre otros, hicieron pruebas para aplicar la taxonomía en más de 40 operaciones. Como resultado de ese ejercicio se han publicado un total de 26 casos de estudio, incluidos dos desarrollados por BBVA: un bono verde y un préstamo sostenible vinculado al cumplimiento de una serie de indicadores.
El informe incluye una cita de Carlos Torres Vila, presidente de BBVA, que sostiene que “ayudar a nuestros clientes en la transición hacia un futuro sostenible es una prioridad estratégica para BBVA. La banca está llamada a desempeñar un papel clave asesorando y canalizando fondos hacia las grandes corporaciones, así como hacia las PYMEs y los hogares. La taxonomía de la UE representa un paso clave en esta dirección y el proyecto piloto promovido por UNEP FI y EBF es una excelente manera de comenzar a probar y potenciar su aplicabilidad.”
Recomendaciones para aplicar la taxonomía
Por otra parte, el informe también contiene ocho recomendaciones para abordar los retos identificados en la implementación de la taxonomía, dirigidas tanto a los propios bancos como a legisladores, reguladores, propietarios de estándares y marcos ambientales y sociales, además de a etiquetas y esquemas de certificación utilizados por los bancos.
Una de las recomendaciones más importantes según Antoni Ballabriga, director global de Negocio Responsable y copresidente del Comité Directivo de UNEP FI, es “reconocer la especificidad de los bancos frente a los inversores a la hora de implementar esta taxonomía. Por una parte, nuestra actividad va más allá de clientes corporativos y es necesario definir cómo usarla para la financiación a pymes o familias. Por otra parte, los bancos estamos impulsando de forma creciente productos como los préstamos vinculados a indicadores de sostenibilidad. Todo ello requerirá un desarrollo de criterios comunes para poder también aplicarles la taxonomía”.
Antoni Ballabriga, director global de Negocio Responsable de BBVA y copresidente del Comité Directivo de UNEP FI, durante su intervención en el webinar de presentación del informe.
Las otras recomendaciones piden a los legisladores, por ejemplo, facilitar la homogeneidad, alineamiento y sincronización de los datos con la taxonomía y solicitan al sector bancario establecer guías sectoriales para la implantación y aplicación de la taxonomía en los principales productos bancarios. UNEP FI y la EBF confían en que el informe incremente el grado de confianza en la taxonomía de la UE y facilite su adopción generalizada por parte del sistema financiero.
Ventajas y desafíos de una nomenclatura común
Por lo general, las entidades ven la taxonomía de la UE como una iniciativa positiva y una guía clara que les ayudará a fortalecer sus estrategias de finanzas sostenibles, gracias a las mejoras en términos de homogeneidad y transparencia que ofrece. Además, consideran que su aplicación contribuirá a mejorar la reputación del sector, mitigando posibles percepciones de falta de honestidad — ‘lavado verde’ o ‘green washing’ — en sus actividades, así como a desarrollar políticas dirigidas a fomentar actividades más respetuosas con el medio ambiente y la sostenibilidad.
No obstante, la aplicación de la taxonomía de la UE plantea una serie de dificultades, ya que resultó especialmente complicada en los segmentos de crédito minorista, transacciones de financiación de operativa comercial y productos de uso general (estos últimos representan, de media, más del 50% del balance de las entidades). A pesar de ello, los bancos participantes consiguieron desarrollar metodologías y mecanismos adecuados para dar respuesta a estas complicaciones.
Próximos pasos
Este proyecto se planteó como una primera toma de contacto de los participantes con las complejidades de la aplicación de la taxonomía de la UE a los productos bancarios. Concluida esta fase con éxito, las entidades trabajarán en la siguiente etapa en el desarrollo de pautas detalladas, plantillas estándar y modelos de actuación centrados en los principales productos bancarios. Para Antoni Ballabriga “este informe es un ‘input’ fundamental para el trabajo que debe desarrollar la recientemente creada Plataforma de Finanzas Sostenibles de la Comisión Europea para definir el marco de usabilidad de la taxonomía en los productos bancarios. Este es un componente esencial, dado que la taxonomía será el diccionario que utilizarán los supervisores en la evaluación de los bancos en materia de sostenibilidad y cambio climático”.
Este informe se presenta en el transcurso de una transformación sin precedentes dentro de la industria bancaria. A nivel mundial, los bancos se están comprometiendo progresivamente a acelerar la transición hacia una economía neutra en carbono. Así, de manera individual o colectiva, los bancos están estableciendo objetivos de sostenibilidad y alineando sus operaciones y estrategias comerciales con los Objetivos de Desarrollo Sosntenible (ODS) y el Acuerdo de París, como lo demuestran, por ejemplo, los 200 firmantes de los Principios de Banca Responsable. Las decisiones que los bancos y sus clientes tomen hoy guiarán la economía durante los próximos años y definirán las sociedades y la calidad del medio ambiente para las generaciones futuras.