BBVA e IE University impulsan el asesoramiento estratégico a familias empresarias en España, Suiza y América Latina
BBVA Global Wealth y el IE Center for Families in Business de IE University han desarrollado un estudio que analiza los nueve 'momentos de la verdad' en los que las familias empresarias deben reflexionar y tomar decisiones para reforzar su estrategia. A través de este informe, BBVA impulsará el asesoramiento que reciben las familias empresarias en España, Colombia, México, Perú, Suiza y Uruguay.
Durante los dos últimos años, BBVA ha colaborado con IE Center for Family in Business de la Fundación IE (IE University) en diferentes iniciativas que refuerzan y enriquecen su Programa de Familias Empresarias, a través del cual fortalece el asesoramiento a esta tipología de clientes. El Programa de Familias Empresarias se lanzó en España en 2021 y ahora se amplía a los clientes de banca privada de Colombia, México, Perú, Suiza y Uruguay.
El estudio, desarrollado por Carlos Mas Ivars y Tecla Keller, colaboradores del IE Center for Families in Business, incluye un exhaustivo trabajo de campo con familias empresarias y confirma que el potencial estratégico de una empresa familiar reside en los valores, la cultura emprendedora y el propósito de la familia propietaria. El éxito, aseguran los autores, radica en asegurar la creación de valor a lo largo de generaciones como familia empresaria.
El estudio ayuda a las familias empresarias a identificar los 'momentos de la verdad' que deberán afrontar en la gestión de sus compañías, en los que tendrán que reflexionar, debatir y tomar decisiones críticas. Esto incluye mantener unida a la familia empresaria (o no hacerlo) para preservar un legado o unos objetivos compartidos. Los autores han identificado en su análisis nueve 'momentos de la verdad' en la toma de decisiones financieras:
- Preparación / respuesta a los cambios y a la creciente complejidad de la estructura familiar.
- Planificación de un relevo generacional exitoso y preparación de la siguiente generación.
- Evolución del modelo de gobernanza y gestión requerido por el negocio y por cambios en el rol de la familia.
- Necesidad de adquirir nuevas capacidades para crecer, competir con éxito en el negocio principal o diversificar.
- Necesidad de una aportación financiera determinante para responder a una crisis, posibilitar un salto de crecimiento y transformación o reestructurar el accionariado.
- Preparación de una oferta de compra o una venta planificada por la familia.
- Gestión de excedentes y de eventos de liquidez para la diversificación patrimonial.
- Desarrollo de los valores y del legado de la familia también como inversor responsable o filántropo.
- Gestión de riesgos y de crisis en la empresa, la familia y el patrimonio y sus implicaciones en la pervivencia de la familia empresaria y su legado.
“Estos 'momentos de la verdad' ponen a prueba la armonía y la cohesión de la familia alrededor de su voluntad de operar juntos, con qué alcance, con qué reglas y con qué prioridades”
“Estos momentos de la verdad ponen a prueba la armonía y la cohesión de la familia alrededor de su voluntad de operar juntos, con qué alcance, con qué reglas y con qué prioridades”, explican los autores del el estudio. “Llevan a la familia a tener que explicitar y consensuar, si no los tuviesen, un propósito y una visión, y si los tuviesen, posiblemente, a tener que reconsiderarlos. Exigen entender los por qué, los cómo, qué y quién, así como el cuándo, y dar la mejor respuesta, lo mejor de la familia empresaria”, añaden.
Carlos Mas y Tecla Keller confirman que hay dos retos que diferencian fundamentalmente las empresas familiares de otras empresas: la necesidad de gestionar la complejidad y singularidad del ámbito familiar, empresarial y patrimonial, y la capacidad para trasladar la visión de largo plazo de la familia empresaria a planes y capacidades competitivas que la hagan realidad. “Cuando una familia empresaria gestiona con éxito estos dos grandes retos, es muy probable que se convierta en ‘accionista responsable’, que aúna la maximización de su riqueza financiera con la preservación de su riqueza socioemocional, haciendo de ello una fortaleza y un activo tanto para la competitividad de la empresa y la sostenibilidad y rentabilidad del patrimonio como para la protección del legado familiar”, señalan los autores.