BBVA y su compromiso con el cambio climático
La comunidad científica mundial ha llegado a un consenso, no sólo en que el cambio climático es un hecho indiscutible, sino también en que las emisiones de gases de efecto invernadero generadas por la actividad humana contribuyen a él de forma muy significativa.
El pasado mes de diciembre se celebró en París la XXI Conferencia Internacional sobre Cambio Climático o XXI Conferencia de las Partes (COP, por sus siglas en inglés). Esta cumbre tenía una finalidad: establecer unos compromisos para impedir que el aumento de la temperatura media en el planeta, a finales de este siglo, no supere los dos grados respecto a los niveles de la era preindustrial. Es decir, un máximo que nos podemos permitir para evitar catástrofes climáticas graves.
Al final, la cumbre culminó en el Acuerdo de París, un pacto que fue aprobado casi por unanimidad por 200 países, y que se convertirá en vinculante si un número suficiente de ellos lo ratifica.
El Acuerdo de París no fija unas metas obligatorias a cada país, fórmula que se ha demostrado ineficaz, sino que cada país adopta de forma voluntaria una serie de medidas para limitar sus emisiones de gases de efecto invernadero. Por lo tanto, todos los países firmantes deberán limitar sus emisiones, y los países desarrollados tendrán que hacer un mayor esfuerzo.
2020 en adelante: 100.000 millones de dólares
Para conseguir una economía más limpia, los expertos estiman que será necesario movilizar alrededor de 100.000 millones de dólares anuales a partir de 2020. En este sentido, las alianzas público-privadas y las entidades financieras son claves. De hecho, están apareciendo nuevas tendencias en los mercados de capitales y están emergiendo otros instrumentos financieros, como los ‘green bonds’, títulos de renta fija que financian proyectos con un impacto ambiental positivo en términos netos.
El vínculo que existe entre el cambio climático y la estabilidad financiera parece claro. Los reguladores están atentos a cómo las entidades financieras entienden y gestionan estos riesgos. El sector financiero, el asegurador sobre todo, notará especialmente los efectos del cambio climático. Y el sector bancario, consciente de la importancia del problema, ha llevado a cabo diferentes medidas para paliar el problema.
Conscientes de que estos compromisos son tarea de todos, BBVA ha adoptado diversas medidas relacionadas con el medio ambiente. Por ejemplo, desde el año 2004 es firmante de los Principios de Ecuador, el estándar de referencia para determinar, evaluar y gestionar los riesgos ambientales y sociales en la financiación de proyectos. Asimismo, el banco es un referente en cuanto a la financiación de proyectos de energía renovable se refiere.
El banco también ha participado en la campaña ‘1 millón de compromisos por el clima’, impulsada por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente y la Fundación Biodiversidad, entre otras entidades. BBVA se unió a este proyecto con el compromiso de reducir las emisiones un 6% en 2015 con respecto a 2013, objetivo establecido en su Plan Global de Ecoeficiencia, construyendo sus nuevas sedes corporativas de acuerdo a la certificación LEED y realizando una campaña de sensibilización entre sus empleados.