Baleares es la región española que mejor se ha recuperado de la crisis en el terreno laboral
Navarra y La Rioja son las dos comunidades autónomas que menos sufrieron los efectos de la crisis sobre el empleo, según un informe publicado por la Fundación BBVA y el Ivie. Sin embargo, desde 2014, los mejores resultados son para Baleares, Aragón y Andalucía. Destaca el caso balear: es la región que más empleo perdió pero también la que mejor se ha recuperado.
El impacto de la crisis sobre el empleo ha sido muy desigual entre las regiones españolas. De acuerdo con los datos publicados por la Fundación BBVA y el Ivie, el rango de variación oscila entre una caída máxima del empleo (22,7%) en Baleares entre el tercer trimestre de 2007 y el primero de 2014 y una mínima (12,1%) en la Comunidad Foral de Navarra durante el mismo periodo. La media de España se sitúa en una caída del 18,3 %.
En cuanto a la capacidad de recuperación, los mejores comportamientos corresponden a Baleares, Aragón y Andalucía. Destaca el caso balear, donde la recuperación del empleo tras la crisis ha sido casi el doble de la media nacional. De hecho, es la única región con un nivel de empleo superior al que tenía en 2007: ha crecido un 8,2%, frente al descenso registrado en el resto de autonomías. Los autores explican este fenómeno por la especialización de esta región en un sector como el turismo que ha experimentado un gran crecimiento en los últimos años.
Resulta llamativo que algunas de las regiones que mejor resistieron los efectos de la crisis económica (Navarra, La Rioja o el País Vasco), sean en cambio las que presentan mayores dificultades para la recuperación. “La estructura productiva de estas economías, más industriales, menos especializadas en la construcción en la fase precrisis y menos dedicadas al turismo explican este fenómeno”, afirma el documento.
En opinión de los autores, la capacidad para resistir la crisis en un primer momento y la habilidad para recuperarse más tarde no se debe únicamente a la especialización productiva de cada comunidad autónoma, sino también a otros factores que afectan a su capacidad de adaptación, como el nivel de formación de la población ocupada. En este sentido, “el desarrollo de las regiones y su capacidad para competir serán más fáciles en regiones con mejores sistemas de formación y con estructuras productivas más basadas en el conocimiento”, aseguran.