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Tecnología Act. 08 jun 2018

Avance tecnológico: ¿riesgo u oportunidad para el empleo?

El desarrollo de nuevas tecnologías como medio para aliviar la carga de trabajo está a la orden del día. Cada vez es más frecuente que robots, inteligencias artificiales y algoritmos informáticos reemplacen a los humanos en las tareas más mecánicas. Sin embargo, muchos teóricos temen las consecuencias que pueda tener este desarrollo en el ámbito laboral. Darrel M. West analiza el impacto de estas tecnologías emergentes en la sociedad en el libro ‘El próximo paso. La vida exponencial’, que se puede descargar gratuitamente en la web del proyecto OpenMind de BBVA.

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La computerización ha ayudado a mejorar la producción, tanto en niveles de rapidez como de reducción de costes. Sin embargo, este vertiginoso crecimiento hace pensar a muchos que el empleo podría verse perjudicado a corto plazo. Es un hecho que el número de robots industriales ha aumentado en todo el mundo sustituyendo la mano de obra humana. Un estudio de la RBC Global Asset Management muestra que los costes de automatización en las empresas se han reducido de manera más que notable.


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Esta incertidumbre sobre el impacto que tendrá la tecnología en la sociedad ha creado un debate que ha dividido a los expertos. La corriente pesimista, entre los que se encuentran los economistas Erik Brynjolfsson y Andrew McAfee, auguran que el proceso tecnológico va a resultar perjudicial para trabajadores que solo puedan ofrecer destrezas manuales. Esta situación desembocaría en la eliminación de empleo y la reducción de las rentas dando lugar a una clase marginal de ciudadanos permanentemente desempleados.

Por otra parte, hay teóricos que rebaten estas predicciones pesimistas. Aunque reconocen que, efectivamente, muchos empleos desaparecerán, se crearan nuevos y mejores. El trabajo se habrá transformado pero los humanos seguirán siendo necesarios para supervisar el trabajo de las máquinas. Estos empleos serán más productivos, con lo que tendrán salarios más elevados.

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"El trabajo se habrá transformado pero los humanos seguirán siendo necesarios para supervisar el trabajo de las máquinas"

Entre estos ‘tecnooptimistas’ se encuentra Francisco González. Durante el encuentro anual del Comité Asesor Internacional de la Autoridad Monetaria de Singapur, el presidente de BBVA afirmó que “las sociedades más digitalizadas o con economías con mayor intensidad en el uso de robots tienen tasas de paro muy bajas. En 2016, el paro en Estados Unidos era prácticamente idéntico al registrado a principios del siglo XX, a pesar del aumento de la productividad, del crecimiento de la población y del aumento de la población activa”. En el mismo periodo, la renta per cápita se multiplicó por 7,4. “La experiencia de todos esos países nos enseña cómo el progreso técnico se traduce en un mayor bienestar social” señaló.

Los estudios realizados por BBVA Research también predicen un panorama bastante optimista. Gracias a la automatización se desarrollarán nuevas actividades que generarán empleo neto. La automatización y la computerización complementarán a los trabajadores que realizan tareas no rutinarias y abstractas, y no afectará a aquellos que realizan tareas manuales más complejas. Los robots, IoT, IA, y big data irán desplazando más y más trabajo de algunas actividades actuales y desarrollarán otras nuevas a medida que la sociedad se hace más rica y se demanden más servicios. Además, puede que se produzca un descenso de las horas de trabajo a la par que se mejora la calidad de vida.

Consecuencias para las políticas públicas

La implantación de tecnología en los puestos de trabajo permite a las personas ser más productivas en muy poco tiempo. Los países que han invertido en robótica han experimentado un enorme auge de su rendimiento económico. West afirma que en el futuro posiblemente la sociedad no necesite tantos trabajadores como hoy en día.

Aquí es donde surge el debate sobre las repercusiones políticas y económicas de las tecnologías emergentes. Según el autor, un incremento notable en el número de personas sin empleo a tiempo completo agudizaría las diferencias dentro de la sociedad y complicaría la distribución de prestaciones tales como pensiones, asistencia sanitaria  y seguros. Dicha posibilidad pone en tela de juicio el modelo actual, que liga al empleo la cobertura sanitaria y las pensiones. En una economía que requiere muchos menos trabajadores necesitamos pensar cómo garantizar prestaciones a los desempleados. West analiza medidas que se deben tener en cuenta para enfrentarnos a esta situación.

Los robots, la inteligencia artificial o el 'big data' sustituirán algunos puestos, pero se creerán otros mejores.”  Francisco González

La primera sería crear un sistema de ayudas que no estén ligadas al ámbito laboral. En caso de llegar a una situación donde el número de parados es demasiado alto, el Estado debe encontrar una manera de desarrollar la llamada ‘flexiseguridad’ o ‘seguridad flexible’, que anula la relación directa entre prestaciones y empleo.

La segunda solución sería destinar dinero para la formación continuada y el reciclaje laboral con el objetivo de ofrecer incentivos a las personas para que continúen su formación en edad adulta, ya que el trabajo evoluciona constantemente debido a la rápida innovación tecnológica. En la misma línea se encuentra la propuesta de premiar el voluntariado. West afirma que todos los análisis apuntan a que en un futuro necesitaremos contemplar la posibilidad de percibir ingresos de una forma que no sea el empleo a tiempo completo. Habrá menos tiempo de trabajo y más de ocio, por lo que propone crear créditos destinados a premiar las aportaciones a la comunidad.

La última propuesta del autor es ampliar la oferta artística y cultural para ocupar el tiempo libre. En su opinión, es imprescindible para que las personas puedan llevar vidas plenas aun cuando la sociedad necesite menos trabajadores.

A pesar de las diferentes predicciones sobre el impacto que tendrá la tecnología en la sociedad, West afirma que debemos prestar atención a los cambios venideros y abordar las cuestiones relativas a la legislación y el desempleo. El reto consiste en que la transición entre empleos que se crean y se destruyen sea lo más eficiente y equitativa posible: proteger a las personas, no a los puestos de trabajo.