Santiago Sanguinetti
22 abr 2016
Desde el principio de mi carrera, cuando me devoraba los textos de Aaker y Joachimsthaler sobre la construcción de marcas poderosas, me sorprendió cómo algunas marcas habían evitado caer en la trampa de los atributos de producto y logrado desarrollar un vínculo emocional potente con sus clientes. En aquel momento era el caso de Saturn, Virgin, Nike y Harley Davidson, entre otras, obviamente, como ya se están imaginando, yo era muy, pero muy joven en esa etapa.