Nicolás Alvarado
05 oct 2018
Una comedia en el sentido dantesco de la palabra. Que aquí se quiere no infernal sino, lejos de ello, dotado de final feliz. Porque hay que recordar que el texto que hiciera inmortal al 'Signor Aligheri' no se ocupa solo de los nueve círculos del infierno sino también —y a su zaga—de las siete gradas del purgatorio y las nueve esferas del paraíso, y que es ese orden —de lo que mal empieza a lo que bien está porque bien acaba— el que permite a su obra magna recibir el título de Divina Comedia: tal era el mote que recibían en el Medievo las obras de ficción que movían no a la carcajada del espectador sino a la sonrisa satisfecha de sus personajes.