Garbiñe Muguruza

Desgraciadamente, un virus me impidió jugar como a mí me hubiera gustado hacerlo en el torneo WTA Premier de Pekín esta semana. Es uno de los torneos más importantes del circuito femenino y donde se reparten más puntos después de los cuatro torneos de Grand Slam. Estuve con mucho malestar durante varios días desde que salí de Wuhan. No pude entrenar y a pesar de que lo intenté, la fiebre me impidió jugar al nivel que me hubiera gustado.

Han sido tres semanas muy buenas en la gira que culminará la semana que viene en el US Open. Decidí jugar en Stanford a pesar de lo seguido que era tras Wimbledon y no me arrepiento. Las cosas han ido muy bien y la victoria en Cincinnati es el resultado de todo el trabajo que llevo haciendo toda esta temporada y que está dando sus frutos.

La vida del tenista es un no parar. Es lo bueno y lo malo. Cuando las cosas no te van demasiado bien sabes que en apenas una semana puedes volver a tener la oportunidad de resarcirte. Cuando las cosas te van muy bien a penas puedes parar para celebrar.  Pero esta vez sí que he querido disfrutar más de todo, porque si no pasa ¡tan rápido!

Yo me enamoré de París hace mucho tiempo, la primera vez que vine a Roland Garros en 2013. Habiendo crecido en las pistas de tierra de mi Caracas natal y luego de Barcelona, no podía ser de otra forma. Es cierto que por mi complexión, mi tenis es más agresivo que la típica tenista de tierra, pero no puedo negar que la tierra batida es mi cuna.

Ya estamos de vuelta en Europa y llegamos justo con el inicio de la primavera. La verdad es que otro de los beneficios de ser tenista profesional es que prácticamente te pasas el año en zonas con buen tiempo, ¡eso sí que es una gozada!

Parece mentira que ya estemos en Miami. Todo va demasiado deprisa… Llegamos el viernes desde Indian Wells y ayer tuve mi primer contacto con las pistas de Miami.

Os escribo desde Ostrava donde este fin de semana jugamos la Copa Federación frente a la República Checa. Siempre es un placer acudir a la llamada de Conchita para representar a España y convivir con el equipo durante una semana. Es muy diferente al día a día del circuito, se respira un gran ambiente y la verdad es que me gusta mucho. Hacemos mucha vida en común y todos nos sentimos parte de algo importante.

La vida del tenista es así de rara, tan pronto estás de pretemporada entrenando sin viajar, que echas de menos los aviones, los hoteles y sobretodo la competición. Tuve apenas dos semanas de vacaciones  que ya sabéis que usé para ir a Egipto que me apetecía y tenía en mi lista de “Hacer” y luego dedicar un poco de tiempo a estar tirada en el sofá. Esos días aproveché para hacer el tratamiento en el tobillo, todo fue muy bien y empezamos a entrenar en seguida.

Hola a todos. Esta vez os saludo ya desde la soleada California, en los Estados Unidos, donde he venido por segundo año consecutivo a hacer la segunda parte de la pretemporada.

Bueno… han pasado ya las vacaciones y hoy mismo comienza mi pretemporada. Atrás queda la temporada 2016 que no olvidaré nunca por la victoria en Roland Garros y haber llegado por segundo año consecutivo a jugar las WTA Finals en Singapur. Estoy orgullosa de lo conseguido, todo eso es ya parte del pasado y desde hoy miro con muchas ganas hacia el 2017.

Parece mentira pero ya ha pasado un año desde que estuvimos aquí. Estamos en Singapur desde ayer preparando el último torneo del año, queriéndolo hacer muy bien. Será durísimo porque en el WTA Finals se clasifican las 8 mejores de toda la temporada. Como sabéis Serena no estará pero el torneo va a ser igual de duro.

Llegamos a la última parte de la temporada. Ha sido un verano largo y exigente, por lo que me vino bien poder regresar a casa y pasar allí cerca de dos semanas. Primero para descansar, llevaba más de dos meses fuera y tenía ganas de dormir en mi cama. Son muchos días fuera, de viajes largos, calor, y hoteles.

Han pasado tantas cosas que ya parece una eternidad cuando nos poníamos de nuevo en ruta para el súper verano que nos venía encima. Desgraciadamente la salud me volvió a jugar una mala pasada y no pude competir en Montreal. La verdad es que tenía muchas ganas porque la semana anterior habíamos entrenado muy duro de físico y en pista en Los Ángeles y llegaba con ganas. Pero no pude, simplemente no pude.

El calendario de un tenista es muy intenso, ya que apenas tenemos vacaciones, y si las cosas te van bien en la competición, aún menos. Por eso es importante respetar los días que podemos bajar un poco el ritmo.

No queda nada para empezar a competir y parece que fue ayer cuando estábamos en esta pequeña urbanización en Wimbledon el año pasado. Estamos a menos de 10 minutos andando de las pistas de entrenamiento lo cual es una gozada.