Cómo aumentar la inteligencia financiera de los niños
Los niños tienen, desde edades tempranas, sus propios comportamientos con el dinero. Algunos tienden a gastar poco, llegando incluso a ser tacaños y otros a consumir demasiado, sin pensar en las consecuencias. Reconducir actitudes y ayudarles a entender el valor del dinero, son las claves para aumentar la inteligencia que se utiliza para resolver los problemas relacionados con el dinero: la inteligencia financiera.
Un estudio de la Universidad de Michigan, "Spendthrifts and tightwads in childhood: Feelings about spending predict children's financial decision making", ha descubierto que los niños tienen sus propias reacciones emocionales ante los temas relacionados con el dinero, sobre todo el gasto y el ahorro.
225 niños estadounidenses fueron entrevistados para averiguar cuál era su respuesta emocional acerca del ahorro y el gasto y valorar si tendían a ser avaros o derrochadores. Previamente, los padres habían informado a los investigadores sobre el comportamiento financiero de sus hijos, para que estos pudieran comprobar si los resultados de los ‘test’ se correspondían con la realidad. Una vez terminadas las preguntas, el investigador le daba a cada niño un dólar para gastar en una bolsa de juguetes que él mismo le mostraba o para ahorrar. Había llegado el momento de averiguar si las reacciones emocionales se traducían en un comportamiento real. Los niños que, según la escala del estudio, se habían situado en el “lado derrochador”, resultaron ser más propensos a gastar, mientras que los niños menos proclives al consumismo, decidieron ahorrar. En total, el 51% de los menores acabaron invirtiendo el dólar en comprar juguetes.
Indicativo del futuro
La predisposición de los niños, de entre 5 y 10 años, a gastar o ahorrar es un indicativo del comportamiento que van a tener a la hora de consumir. En el caso de los niños más derrochadores, el estudio reveló que, aunque la bolsa de juguetes no les gustara demasiado, tenían más probabilidades de comprarla al final. ¿Por qué? Porque su precio era bajo y lo percibían como una oportunidad que había que aprovechar. A los menores más consumistas no les importa comprar algo, aunque les interese poco, porque no experimentan ninguna preocupación o dolor al pagar al momento un capricho. La combinación de poco interés y falta de disuasión les lleva a hacer compras innecesarias.
La educación financiera es esencial para que los niños que muestren una mayor predisposición al gasto, puedan reconducir sus hábitos y ser financieramente inteligentes. No hay necesidad de esperar a la adolescencia para tener discusiones sobre dinero. La inteligencia financiera puede estimularse desde edades tempranas siguiendo estos consejos:
1. Conceptos básicos
Explicar a los niños qué es un ingreso, un gasto o en qué consiste ahorrar es algo que se puede hacer de forma práctica para que les resulte ameno de aprender. Por ejemplo: a la hora de hacer una compra necesaria, conviene explicar al niño cuál es el precio de lo que hay que adquirir y cuánto tiempo se tarda en ganar la cantidad que cuesta. Así, poco a poco, aprenderá que el dinero no es algo fácil de conseguir, ya que supone horas de trabajo y esfuerzo.
2. Orientación a tiempo
Para evitar compras impulsivas, es recomendable que los padres orienten a los hijos y les hagan plantearse si realmente lo necesitan o no. Si la respuesta es sí, entonces conviene enseñarles a fijarse en aspectos como la relación calidad-precio, comparar costes, si convendría esperar al periodo de rebajas, etc.
3. La paga
A partir de los 6-8 años, los niños pueden empezar a recibir una propina para sus gastos. Aquí conviene determinar si la paga va a ser fija o variable. Hay expertos que recomiendan establecer ‘bonus’ en el que caso de que el menor haga, por ejemplo, alguna tarea extra o saque sobresalientes durante todo el curso. De esta forma, se refuerza la percepción sobre el valor del dinero y se incentiva a ahorrar.
4. Consumir con inteligencia
La inteligencia financiera se aprende inculcando a los niños sentido crítico ante los estímulos que les rodean y enseñándoles a no dejarse llevar por los caprichos y los impulsos. Por eso, es importante que vean en sus padres comportamientos responsables a la hora de consumir. Además, conviene no rehuir con ellos las conversaciones sobre el dinero y enfocar el ahorro de una forma positiva, enseñándoles que es el camino que les ayudará a lograr las metas que se propongan.