Así se convierte en eléctrica tu vieja bicicleta
Si te gusta moverte en bici, sobre todo por la ciudad, a nada que pienses te van a salir cuatro buenas razones para decantarte por una eléctrica: vas a llegar antes a tu destino, vas a cansarte menos, no empezarás el día sudando y podrás defenderte mejor de los coches en los semáforos. Y todo lo anterior se convierte en un motivo principal: disfrutarás más de dar pedales. Si continúas con la reflexión, también encontrarás inconvenientes, por supuesto: por lo general, las bicis eléctricas son un aparatos bastante pesados, por lo general, muy caros.
Pero hay una alternativa diferente: puedes convertir la bici que ya tienes en una eléctrica por un precio bastante razonable. Las opciones que ofrece el mercado son muchas, y una de las mejores se llama eBike75 y es española.
Su ventaja frente a otras es que se adapta al 95% de los modelos de bici y por un precio que ronda los 750 €. Consta de una llanta especial, un motor para la rueda trasera o delantera, la batería (de botella o de transportín) y una pantalla desde la que se controla la asistencia al pedaleo.
No obstante, en eBike75 acaban de estrenar una app (la primera en español en el mercado) con la que controlar el mecanismo y de paso ahorrarte la pantalla, que se compra aparte. El paso que das con este kit de conversión no es definitivo, ya que se puede desmontar en cinco minutos si un día te apetece cansarte.
Aún más cómodo es el kit (recién hecho) de los austriacos de Add-e. Una vez instalado, hace reversible tu máquina en cuestión de segundos. Además se puede montar también en casi cualquier bici. Se trata de una especie de dinamo (de 800 gramos) que se instala bajo el eje del pedalier y, cuando se apoya sobre la rueda, hace que esta gire a más o menos velocidad, según la potencia elegida. ¿Os acordáis de aquellas dinamos que encendían los faros delanteros en las bicis de paseo a costa de un esfuerzo sobrehumano? Pues al contrario: aquí la ruedecilla pequeña es la que mueve la rueda de la bici.
La batería pesa un kilo, tiene forma de botella y se coloca en un portabotellas específico, y el mecanismo se enciende mediante un botón en la tapa; girándola, se consigue más o menos potencia. Hay dos versiones: Add-e 25, que ofrece 250 W de potencia y 25 km/h de velocidad máxima (para circular por ciudad), y Add-e Custom, con 600 W y hasta 50 km/h. El invento está muy bien (y es muy cómodo), como se aprecia en este vídeo, aunque el precio es un poco más alto que el de eBike75: los motores cuestan 890 y 1.100 euros,respectivamente, más unos 20 de envío.
Otras alternativas útiles
La Copenhaguen Wheel, muy popular en Europa, es una apuesta distinta. En este caso no hablamos de añadir algo a tu bici, sino de cambiar la rueda trasera al completo. Y la que coloques ya integra motor, baterías y un sistema de control gracias a lo cual multiplicas la fuerza de tu pedaleo por tres (como mínimo) y hasta por diez.
Mediante diversos sensores y algoritmos, la propia rueda detecta la necesidad de asistencia, aunque esta también se puede controlar con una app que, además, registra las estadísticas de uso.
La inteligencia de la rueda es innegable, pero montarla en tu bici no es tan fácil porque exige unas cuantas condiciones: para empezar, frenos de llanta (si los tienes de disco, cada vez más comunes, olvídate) y que sean metálicos (desaconsejan los de fibra de carbono), ruedas de 26 o 29 pulgadas, plato y piñón únicos o, de lo contrario, cambios Shimano o SRAM (son los más habituales, pero no los únicos) y no más de diez piñones ni menos de siete. Si has pasado la prueba, prepara 850 euros.