El arte de Leonora Carrington y su primer encuentro con México
Leonora Carrington es considerada la última artista surrealista del siglo XX. A lo largo de su trayectoria, incursionó en la escultura, el textil, el grabado, la novela, y el cuento. Eso la coloca como una de las más grandes exponentes de este movimiento, no sólo en México, sino también a nivel mundial.
La exposición 'Leonora Carrington. Cuentos Mágicos' que se presenta en el Museo de Arte Moderno (MAM) de la Ciudad de México hasta el 23 de septiembre de 2018, y que es impulsada a través de Proyecto Bi de la Fundación BBVA Bancomer, presenta un recorrido íntimo, a través de testimonios inéditos del círculo surrealista de Carrington, que acerca por primera vez su encuentro con México.
La curaduría por núcleos temáticos, de Teresa Arcq y Stefan Van Raay, explora a manera de “una expedición en el desierto” 230 obras provenientes de colecciones privadas y museos de Europa, Estados Unidos y México, desde sus inicios como pintora y escritora surrealista en Francia y Nueva York (1937-1942), hasta su última etapa de producción en la primera década del siglo XXI.
Uno de los núcleos temáticos de la exposición, 'El misterio de la Diosa Blanca', presenta una serie de obras donde Carrington plasmó su interés por diversas esotéricas como la magia, la alquimia, el tarot, los oráculos o la astrología. Una de las obras de este núcleo pertenece a la Colección BBVA Bancomer. La obra 'The Spheres Themselves', (1965) aborda, desde el lado místico, la teoría de la Armonía de las esferas de Pitágoras.
De acuerdo con Teresa Arcq, uno de los libros favoritos de la artista y que leyó repetidamente era 'Los grandes iniciados', del escritor francés Èdouard Schuré. El autor le dedica un capítulo a Pitágoras donde habla de las esferas, que en realidad son representaciones de los planetas y cómo se relacionan con la energía de la tierra y la evolución del alma humana.
Para BBVA Bancomer, este préstamo significa cumplir con su función social de poner a disposición de un gran número de personas esta obra para que pueda ser apreciada. Previo a su préstamo y como parte de su estrategia de conservación de obra, la pintura de Leonora Carrington pasó por un proceso de restauración. Para esto, el banco se ha dado a la tarea de contar con un equipo de profesionales especializados para preservar la pieza por mucho tiempo en óptimas condiciones.
Por primera vez en México, se tiene el autorretrato que la autora dedica a Max Ernst (1938-1939), y que pertenece a la colección permanente del Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, así como distintas conversaciones plásticas, románticas y poéticas con Renato Leduc, Lee Miller, Chiki Weisz, Kati Horna y Gunther Gerzso, entre otros.
Se exhibe también el guión original y la máscara de la obra de teatro 'Penélope', que Carrington escribió con Alejandro Jodorowski, a quien la artista introdujo a su adaptación del tarot surrealista, también expuesto.
Uno de los textos clave que influenciaron su trabajo es 'The White Goddess' (La diosa blanca), de Robert Graves, un estudio académico sobre religiones arcaicas previas al patriarcado que explora una espiritualidad centrada en la recuperación de las mujeres diosas.
Con motivo de esta retrospectiva, Gabriel Weisz, hijo de Carrington, escribe acerca a la persona detrás de la retrospectiva más importante que se ha realizado sobre la artista en México desde 1994, en conmemoración del centenario de su natalicio:
“Es difícil elucubrar sobre una influencia del imaginario, ya que esta conducta se crea a sí misma. Me parece que Leonora me enseñó a trabajar con mi propio imaginario, sin intervenir en el mismo. El verdadero imaginario no acepta instrucción alguna, es un tesoro personal.
¿Cómo crecí en el entorno surrealista? Crecí con la convicción de siempre luchar por la libertad interna de nuestra naturaleza humana y creativa que jamás debe tolerar ser domesticada por las convenciones imaginarias y reales que esta sociedad se ensaña en imponer a los individuos; contra sus naturalezas sexuales, contra sus expresiones animales, contra sus expresiones humanas.
Nuestra colaboración era como un cadáver exquisito, o sea, cuando ella proponía imágenes o hasta textos, de mi parte improvisaba poemas o bien a la inversa, yo proponía textos y ella presentaba imágenes. Cada quien participaba en el espacio creativo del otro y así comenzaba el juego.
Leonora me regaló un dibujo suyo que representaba un diploma cuando yo me recibí en la maestría de letras. Este gesto humorístico siempre me hará recordar que los diplomas convencionales pueden ser máscaras que ocultan y destruyen toda capacidad creativa, una falta de humor para consigo mismo y el aniquilamiento del libre pensamiento.”
Gabriel Weisz
San Diego California, 11 de abril 2018
Carrington fue una artista profundamente espiritual, que integró el surrealismo como estilo de vida. En Francia, André Breton la nombró “la mujer hechicera”, haciendo referencia a su interés por el mundo de lo oculto: la magia, el tarot, la alquimia, la astrología, y el I-ching.
Un tema recurrente en la producción pictórica, escultórica y literaria de Carrington es, sin duda, la presencia de animales, reales o fantásticos. “Si hay dioses —escribió— yo no creo que sean como humanos, prefiero pensar que son como cebras, gatos, pájaros. Pero si existe una verdadera divinidad dentro del animal humano, es el amor…”