Argentina y Nigeria se juegan todo para mantener viva la ilusión
A esta altura, para el futbolero argentino medio, lo que queda es ir aferrándose a señales que generen optimismo para afrontar el tercer partido del Rusia 2018. Y teniendo en cuenta que la Selección deberá enfrentar a Nigeria con la obligación de ganar para tratar de pasar a los octavos de final del torneo, vale decir que el historial es totalmente favorable para la celeste y blanca: en los cuatro partidos disputados por copas del Mundo, la Argentina ganó todos: en 1994, 2002, 2010 y 2014.
Después del empate contra Islandia y de los tres mazazos recibidos frente a Croacia, al equipo que dirige Jorge Sampaoli no le queda otra posibilidad que sumar tres puntos y esperar el resultado del otro cruce del Grupo D, entre los conjuntos europeos. Mientras, también habrá que recauchutar el ánimo de un plantel que ya demostró poco fortaleza espiritual y baja tolerancia al fracaso.
Enfrente, el martes 26, desde las 15hs., la Argentina tendrá a una selección nigeriana que derrotó a Islandia por 2 a 0 y se acomodó como para avanzar en el Mundial. A partir de la velocidad de Víctor Moses y Ahmed Musa, por las bandas, el conjunto africano tuvo posibilidades de conseguir una victoria más holgada. Y, seguramente, esas volverán a ser las principales armas en el duelo contra Messi y compañía.
Si bien está claro que los antecedentes no juegan, como quedaba impreso desde el principio, la Argentina tiene ventaja en el historial contra Nigeria: fue 2 a 1 en Estados Unidos 94, con dos goles de Claudio Caniggia; 1 a 0 en Japón-Corea 2002, con un cabezazo de Gabriel Batistuta, y el mismo resultado en Sudáfrica 2010, con Gabriel Heinze como goleador; y 3 a 2 en Brasil 2014, con dos tantos de Lionel Messi y uno de Marcos Rojo. En ese último duelo, los dos goles del equipo africano fueron convertidos por Ahmed Musa. Claro que los nigerianos, cuando hablan del historial, prefieren resaltar el amistoso de noviembre del año pasado, cuando se impusieron por 4 a 2, después de que Argentina había estado en ventaja por 2 a 0.
Messi realiza la práctica matutina con vistas al encuentro definitorio frente a Nigeria. Foto: Maximiliano Luna, Télam, Enviado especial.
Lo concreto, más allá de los enfrentamientos previos es que mañana habrá 44 millones de argentinos haciendo fuerza desde un lado del océano Atlántico y 185 millones de nigerianos, desde el lado de enfrente. Porque Nigeria es el séptimo país más poblado del mundo (primero de su continente) y cuadruplica la cantidad de habitantes de nuestro país.
Otra diferencia entre ambos países es el cambio de calificación alcanzada la semana pasada por la Argentina, que pasó a ser “mercado emergente” según el MSCI mientras que Nigeria permanece como “mercado fronterizo”. En tanto, en la tabla que mide el Indice de Percepción de Corrupción de los países, Argentina aparece mejor ubicada que Nigeria, aunque ambos en posiciones con poco para enorgullecerse: 85° contra 148°.
La economía nigeriana sufrió una transformación importante a partir de 1960 cuando se descubrieron importantes yacimientos petrolíferos y gasíferos. Aunque después de un boom inicial, la crisis de mediados de los 70 desacomodó gravemente al país, que había apostado únicamente a los hidrocarburos.
A partir de los 80 siguió teniendo a la producción de petróleo y derivados como base de la economía, aunque diversificó otras industrias para tratar de evitar nuevos sacudones. Hoy, junto a Sudáfrica y Egipto, Nigeria es uno de los países más desarrollados del continente, más allá de que más del 30 por ciento de la población se encuentra por debajo del índice de la pobreza.
En 1999, Nigeria recibió el aval de la FIFA para organizar el campeonato Mundial Juvenil Sub 20. Argentina, que había ganado las dos ediciones anteriores, con José Pekerman como entrenador, quedó eliminada en octavos de final por México. Los locales, en tanto, llegaron hasta cuartos de final.
Las cartas están sobre la mesa. Obviamente, Nigeria llega al duelo en San Petesburgo con el ánimo más arriba porque viene de ganar su segundo partido. Del lado argentino es vital que aparezca Messi para enderezar un barco que está completamente a la deriva. Debe ser el capitán que guíe a los suyos hacia el éxito.
Después de un fin de semana de furia, con rumores que volaron por todos lados, el compromiso de los jugadores es cambiar la imagen que mostró la Selección Argentina en los dos primeros encuentros. La capacidad de los integrantes del plantel no se discute, pero se sabe que no se juega con el currículum, así que será el momento de que los que visten la camiseta celeste y blanca honren la historia, modificando el presente para abrir el futuro.