Reducción del uso de plástico: por qué cada elección cuenta
Las elecciones individuales son fundamentales para enfrentar el problema de los plásticos de un solo uso. Las decisiones de consumo sostenible se traducen en hábitos que tienen impacto inmediato y que se transmiten de generación en generación.
Que las personas reduzcan, reciclen o se nieguen a utilizar plásticos de un solo uso son acciones cotidianas que se pueden adoptar y que ayudan a modificar paulatinamente los patrones de consumo en pos de la sostenibilidad. En el caso de las empresas, la reducción y el reciclaje se vinculan a una cultura corporativa orientada al resguardo de los recursos naturales. Si bien no se trata de elecciones individuales, en muchos casos crean hábitos que luego se trasladan al hogar.
Ahora bien, ¿qué son los plásticos de un solo uso? Según el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación, son productos desarrollados con materiales destinados a ser desechados tras el primer uso. Estos plásticos no sólo no están pensados para ser reutilizados, sino que además tienen baja reciclabilidad debido a cuestiones técnicas y económicas.
Algunos ejemplos son las microperlas de poliestireno o poliestireno expandido utilizados para embalajes, los cierres de plástico, los vasos y cubiertos descartables, los sorbetes, los envoltorios plásticos para revistas, boletas de pago y las bolsas camiseta para las compras. Unos materiales que tardan más de 50 años en desaparecer y ya están prohibidas en muchos municipios de Argentina, incluso en Parques Nacionales.
Al no reutilizarse o reciclarse, estos artículos causan daño a las comunidades y al medio ambiente. Muchos de ellos, incluso, no son 100% biodegradables. Según el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina (CONICET), si bien pueden reducirse a micropartículas, los organismos presentes en la naturaleza no pueden degradar ciertos compuestos del petróleo. Estos compuestos se acumulan en los tejidos de reserva de los organismos y aumentan su concentración a medida que se avanza en la cadena alimenticia.
Por ello, cada esfuerzo para disminuir y negarse a consumir plásticos de un sólo uso es fundamental. El esfuerzo, individual, corporativo o estatal, se centra en optar por alternativas de productos reutilizables, compostables, renovables y reciclables. Algunas opciones son el uso de taza o botella reutilizable, la elección de un delivery sosteniblemente responsable (sin cubiertos de plástico, servilletas u otros artículos no esenciales) o llevar una bolsa ecológica para las compras.
BBVA y la reducción de plásticos
Con políticas culturales y estrategias de negocio orientadas a la comunidad y al cuidado del medio ambiente, en los últimos años muchas organizaciones han incorporado los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) promovidos por Naciones Unidas. Ese es el caso de BBVA, que tiene a la sostenibilidad entre sus seis prioridades estratégicas a nivel global.
En ese marco, BBVA en Argentina lleva adelante acciones que se vinculan con la reducción, reciclaje y eliminación de plásticos de un solo uso. Entre ellas, gestiona los residuos de sus edificios según el Plan Global de Ecoeficiencia. Esto implica, entre otras cosas, la separación en origen de los residuos de los edificios corporativos y de las sucursales, el registro de pesaje de los reciclables y la donación de los residuos plásticos y papel a la Fundación Garrahan.
Al mismo tiempo, se establecieron cestos clasificados en todos los edificios y sucursales y se eliminaron los cestos individuales de escritorio. Además, se incorporó una tarjeta magnética que permite contabilizar la cantidad de impresiones de cada colaborador, se incorporaron procesos 'paperless' gracias al uso de la tecnología en la digitalización de las operatorias en sucursales y se descartó el uso de plástico a partir de la utilización de vajilla lavable en los comedores y el uso de botellas de vidrio.