La educación financiera en Argentina, un camino del colegio a la universidad
La adquisición de habilidades financieras resulta fundamental para aumentar las posibilidades de desarrollo profesional y económico de las mujeres. Dos historias de superación que invitan a reflexionar sobre el impacto de la educación financiera.
El Programa de Educación Financiera de BBVA en Argentina es un proyecto que tiene como objetivo garantizar una educación de calidad para todos, brindando becas individuales, anuales y renovables para disminuir la deserción escolar, bajar la tasa de absentismo y minimizar el índice de repetir curso. Durante 2019, 1.086 niños y jóvenes, entre 12 y 19 años, adquirieron conocimientos y habilidades financieras y administrativas.
En marzo, mes de la mujer, BBVA se propuso reflexionar acerca de los avances logrados por las mujeres en materia de igualdad y diversidad en todo el mundo. En nuestro país hay muchas historias de superación, como las de Fátima y María, dos jóvenes becadas por BBVA a través de la Fundación Grano de Mostaza, que pudieron completar su estudios secundarios y continuar estudios universitarios en Medicina y Economía, respectivamente.
Historias que marcan el camino
Fátima, médica de 28 años, actualmente se desempeña como residente de clínica médica en el Hospital de Clínicas de la Ciudad de Buenos Aires. Una de sus principales motivaciones a la hora de estudiar medicina fue visitar distintos paradores en las afueras de la capital salteña, de donde es oriunda. En esos recorridos comenzó su vocación por la atención médica, al notar la imperiosa necesidad que urgía en la región.
Sobre su proyección a futuro, expresa: “Me gustaría seguir especializándome para aquellos que tienen un contexto muy difícil, a aquellas jovencitas que han sido madres muy jóvenes, me gustaría poder transmitirles o contagiarles metas para su futuro, ayudarlas a que no se queden estancadas”.
Por su parte, María con tan solo 19 años se encuentra cursando el tercer año de Economía en la Universidad de Buenos Aires, mientras da clases particulares de inglés y matemáticas. Es hija de una madre soltera de bajos recursos económicos. De los 3 a los 6 años de vida vivió en un hogar de niños. Su vida estuvo marcada por el esfuerzo, el trabajo y las ganas de superarse.
“En la secundaria conocí a la Fundación Grano de Mostaza y me invitaron a participar del programa, me becaron y me consiguieron un lugar en un colegio secundario. Ellos me inspiraron, me mostraron que había más para hacer, que podía seguir una carrera universitaria”, cuenta María.
Sobre la lucha por la igualdad de género, sostiene: “Las mujeres somos muestra de que la sensibilidad y la fortaleza van de la mano. No tenemos que dejar que nada en la vida, ni ningún aspecto de la sociedad nos detenga, sino que todo eso nos impulse y si tenemos una historia difícil que no sea un obstáculo, sino lo mismo, que sea impulso y motivación para salir adelante”.
Fátima y María se sintieron acompañadas en su recorrido educativo por el Programa de Educación Financiera de BBVA, el que consideran un estímulo para terminar sus estudios y proyectarse a un futuro lleno de desafíos.