El primer cinturón negro del proyecto ‘Ninja’ de BBVA
Pablo Inchausti trabaja en BBVA Argentina y es un miembro muy especial de la iniciativa ‘Ninja’. En 2019 fue la primera persona en conseguir el cinturón negro como parte de este programa diseñado para fomentar y visibilizar el talento tecnológico dentro de BBVA. Ahora está dispuesto a ayudar a cada vez más compañeros a conseguirlo.
Cuando pensamos en un ninja, a todos nos viene la imagen de alguien serio, callado, siempre dispuesto a meterse en una pelea y salir victorioso. Pero Pablo Inchausti es muy diferente: ríe con facilidad, habla con soltura y los únicos golpes que da son en los videojuegos, aunque asegura que no le interesan demasiado. Quizá sea porque lo suyo no son las artes marciales, sino la tecnología: fue el primer cinturón negro del proyecto ‘Ninja’ de BBVA, el programa de formación y capacitación digital que este año se está expandiendo a nuevas áreas del banco más allá de Ingeniería.
Se trata de un logro que por ahora solo han logrado diez personas dentro del banco, y que requiere una gran dedicación. “Aunque todos los empleados tienen la oportunidad de llegar a ser cinturón negro, no todos lo consiguen, ya que es necesaria una férrea disciplina de formación y un estado mental de mejora continua”, explica David Hernantes, responsable del programa ‘Ninja’. También es importante contar con grandes dosis de generosidad, estar siempre dispuesto a compartir el conocimiento, saber trabajar en equipo y aportar a la comunidad. Por supuesto, los ninjas que alcancen la ‘maestría digital’ también deben demostrar ser expertos en numerosas disciplinas y tener un conocimiento digital muy avanzado. “Aunque como cada camino ninja es diferente en función de los intereses y áreas en las que quiera evolucionar cada uno, ¡cada ninja es único!”, añade Hernantes.
A pesar de las diferencias, Inchausti comparte muchas de las virtudes de los “otros ninjas”. Por supuesto, la pasión por crecer y superarse. Pero también la humildad y las ganas de compartir lo aprendido: “Hay que especializarse en un tema para aportar algo a los demás. Y ser consciente de que hay muchas personas valiosas que quizá no se involucraron tanto en ‘Ninja’ para mostrar sus habilidades, pero existe mucho talento a nuestro alrededor. Hay muchos ninjas ocultos”, dice entre risas Inchausti.
No se considera un gurú, a pesar de haber pasado gran parte de su tiempo en los últimos años organizando charlas, talleres, certificaciones y hasta un ‘hackathon’. “Al final me apunté como participante también y lo disfruté”, cuenta. Y su esfuerzo lo ha llevado a codearse con los mayores expertos del mundo en distintos eventos internacionales a los que ha acudido como parte del programa, como Amazon Re:Invent, celebrado en Las Vegas, en los que ha tenido la oportunidad de conocer de primera mano hacia dónde se dirige la tecnología. “Un sueño hecho realidad”, afirma.
"Para poder dar algo, hay que empezar por mejorarte a ti mismo"
Tecnología para el cliente
Uno de los mensajes que se ha llevado gracias a su participación en este tipo de iniciativas internacionales es que “más que de una tecnología para el futuro, lo que hay en este momento es una explosión de tecnologías y de disciplinas. Y lo que va a ser importante es la capacidad para interrelacionarlas”.
Pero todo con el cliente en el punto de mira. “Una de las claves de la transformación que estamos viviendo en BBVA se centra en el ‘time to market’, en nuestra capacidad para implementar soluciones para los clientes de forma rápida y eficiente. Para conseguirlo, tenemos que utilizar unas tecnologías que son precisamente las que fomenta el proyecto Ninja. Por eso es tan importante de cara al cliente. Por ejemplo, automatizar el ciclo de desarrollo o utilizar tecnologías ‘open source’ nos permite ser más rápidos. En nuestro caso, además, podemos utilizar desarrollos realizados en otros países de BBVA, customizarlos y que sean de valor para el cliente en el mercado local, a un costo que es una fracción de lo que supondría el desarrollo completo”.
Actualmente, Inchausti pertenece al equipo responsable del desarrollo de la banca móvil global (GloMo, o ‘Global Mobile’) de BBVA en Argentina. Un proyecto que se está implementando en cada geografía del grupo para que los clientes del banco tengan la misma experiencia de usuario cuando operen con el banco a través su dispositivo móvil en cualquier parte del mundo.
Esfuerzo con facilidades
Conseguir el cinturón negro ‘Ninja’ ha supuesto esfuerzo y sacrificio. Pero también asegura haber contado con muchas facilidades: “Antes de que llegara el proyecto ‘Ninja’ a Argentina, no había tantas alternativas de formación. Yo siempre buscaba qué cursos se podían hacer y trataba de adquirir conocimiento. Y, cuando llegó la plataforma es como que esa energía para la investigación se podía canalizar. Además, la plataforma te permite centrarte en la capacitación, sin tener que estar pendiente de la logística”, añade Inchausti.
"Existe mucho talento a nuestro alrededor. Hay muchos ninjas ocultos"
Reconoce que parte de su logro se debe a que ‘Ninja’ se adapta perfectamente a sus características. “Se creó una especie de círculo virtuoso: a mí me gusta aprender, crecer, superarme, compartir mi conocimiento y ayudar a las personas; y todo eso se valora en el programa”. Además, recientemente ha terminado una maestría en Tecnología y Comunicaciones y “parte del contenido relevante que aprendí ahí lo pude compartir en los talleres”.
Pablo Inchausti trabaja en BBVA Argentina, donde participa en el desarrollo de la plataforma de banca móvil global del banco.
Nuevos retos
Pablo es cinturón negro ‘Ninja’, pero ya mira hacia nuevos retos. A pesar de su experiencia, le queda mucho por hacer. “Llevo en el banco desde 2001. Durante muchos años estuve involucrado en los desarrollos de la banca ‘online’, las webs de individuos y de empresas, la banca móvil de empresas y la banca por SMS. Me gusta decir que entré como joven profesional y que todavía me considero un profesional joven”, dice entre risas.
Ahora mismo, tiene tantos proyectos en todos los ámbitos de su vida, que ha tenido que abandonar su otra gran pasión: el ajedrez. Tras terminar su maestría, está centrado en continuar aprendiendo nuevas tecnologías y, por supuesto, compartir su conocimiento. “Uno no puede dar lo que no tiene. Para poder dar algo, hay que empezar por mejorarte a ti mismo. Y mientras haya algo para dar, vamos a seguir dándolo”.