La historia de la economía estadounidense desde que Donald Trump fuera elegido presidente está marcada por las grandes expectativas y el escaso crecimiento.
Análisis y Opinión
Análisis y Opinión
Luego de dos años consecutivos de contracción, América Latina podrá mostrar cifras positivas de crecimiento en 2017, entre 1,2% y 1,3%, de acuerdo con las proyecciones de BBVA Research, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial.
Solemos configurar nuestro ordenador, nuestros smarthphones, nuestras redes sociales e incluso nuestra televisión. La adecuación digital nos permite adaptar los dispositivos y programas a nuestras necesidades. ¿También podemos configurarnos?
La experiencia de la última crisis financiera global puso en evidencia que la resolución de bancos inviables es un aspecto clave de la regulación financiera. Con el objetivo de reducir los costes de las crisis bancarias y evitar los rescates con dinero público, el Financial Stability Board (FSB) definió un nuevo marco para la resolución de entidades financieras identificando dos tipos de estrategias: Single Point of Entry (SPE) (aplicable a grupos con modelo centralizado) y Multiple Point of Entry (MPE) (característica de grupos con modelo descentralizado). Debido a su modelo de gestión, la estrategia de resolución más adecuada en el caso del Grupo BBVA sería esta última.
Algo que aparente ser verdad es más importante que la propia verdad. La verdad parece no importar. Hechos objetivos son menos influyentes en la formación de la opinión pública que la apelación a la emoción y creencia personal.
El resultado de la elección presidencial en Estados Unidos alteró el entorno económico para nuestro país. Ahora prevalecerá una situación de incertidumbre en tanto no se conozcan mayores detalles acerca del tipo de políticas comerciales y migratorias que Donald Trump adopte.
El déficit de la Seguridad Social y la disminución del Fondo de Reserva ha vuelto a plantear un intenso debate sobre qué hacer con el sistema público de pensiones. A nivel agregado, su equilibrio requiere primero eliminar el déficit existente (superior al 1,5% del PIB) y, posteriormente, asegurar que los ingresos y gastos del sistema crecen a largo plazo a la misma tasa, evitando así que surja un déficit estructural.
Cuando cayeron los precios del petróleo, a mediados de 2014, apuntábamos a que el sector inmobiliario podría verse afectado, principalmente en las viviendas de alto valor y en las edificaciones no residenciales. Los vaticinios no estaban muy equivocados. Hace poco, en una publicación que hicimos en BBVA Research sobre el sector inmobiliario, comprobábamos algunas de esas tendencias de desaceleración. Sin embargo, no fue tan fuerte como la caída de los precios del petróleo y tampoco fue generalizada. Fue atenuada, por partes, por ciudades y, quizás, aún falta algo más del efecto negativo hacia delante.