“Veremos una mayor diferenciación entre empresas dirigidas por datos y las dirigidas por los buenos datos”
Durante el mes de noviembre, BBVA Research ha presentado sus trabajos sobre el uso de la ciencia de datos en el análisis económico en importantes foros académicos internacionales como en el Workshop del Banco Central Europeo (BCE) sobre ‘big data’ y economía; en la conferencia del Banco de Inglaterra-FRB-King’s College; en la conferencia de la Reserva Federal y el Banco de Italia sobre aplicaciones de ‘big data’ a la Macroeconomía; en la conferencia anual de Big Things; y en una presentación a los economistas de la OCDE. Y la acogida ha sido excelente.
Entre los trabajos presentados, BBVA Research ha explicado cómo están midiendo desde comienzos de la pandemia del coronavirus las cuentas nacionales, mediante el uso del gasto de tarjeta que estima el consumo agregado y cómo se realiza un análisis económico granular. De esta forma, el servicio de estudios de BBVA puede observar la evolución de la economía en tiempo real y en alta definición: algo imprescindible a la hora de evaluar el impacto económico de un evento, con pocos precedentes en la economía mundial, como la actual crisis de la COVID-19.
Álvaro Ortiz y Tomasa Rodrigo, del equipo de BBVA Research, son los encargados de explicar en esta entrevista por qué surge esta iniciativa; cómo los datos ofrecen a la sociedad una mejor comprensión del estado de la economía macro y micro, y cómo esta medición ha nacido para quedarse y evolucionar cada vez más en el tiempo.
Es parte de una tendencia que la COVID-19 ha acelerado dada la necesidad de conocer el estado de la economía en tiempo real
P.- ¿Por qué estos organismos relevantes os invitan a explicar la metodología que hay detrás del informe mensual del uso del gasto de tarjeta de BBVA Research?
R.- Es el fruto de un trabajo en equipo a largo plazo que aprovecha las nuevas tecnologías y la información en ‘big data’ para su aplicación en el análisis económico. En BBVA Research llevamos años trabajando en esta línea: intentamos que nuestro trabajo se mantenga en la frontera del uso de la ciencia de datos en el análisis económico. Esto está despertando gran interés entre organismos nacionales e internacionales. Es parte de una tendencia que la COVID-19 ha acelerado dada la necesidad de conocer el estado de la economía en tiempo real. Durante el mes de noviembre hemos presentado dos de nuestros trabajos, para monitorizar el consumo y la inversión en tiempo real y alta definición, en las conferencias más importantes organizadas este año en ciencia de datos en economía. Entre ellas están la participación en un workshop en el BCE, presentación de nuestros trabajos de consumo e inversión en dos conferencias recientes organizadas por bancos centrales (Banco de Inglaterra, Banco de Italia y Reserva Federal de EE.UU.), OCDE y la conferencia de Big Things, que cuenta con más de 5.000 asistentes interesados en los datos y la tecnología y la presencia de grandes tecnológicas como Google y Amazon.
Además, al inicio del verano tuvimos la ocasión de presentar nuestro trabajo en la conferencia más importante en Macroeconomía del año, en NBER Summer Institute, de la mano de nuestros coautores Stephen Hansen, Vasco Carvahllo y Jose Mora.
P.- ¿Por qué os decidís en el mes de marzo pasado, tras el estallido de la pandemia, a realizar este tipo de medición a tiempo real?
R.- Ya lo estábamos haciendo desde hace dos años dado el gran potencial que presentan nuestros datos para medir el ciclo económico, pero es cierto que esta iniciativa ha ganado especial relevancia con la llegada de la COVID-19. La necesidad social y económica de combatir la pandemia nos hizo volcarnos en la medición en tiempo real y alta definición de lo que está ocurriendo. Los datos nos ayudan a conocer qué está pasando y cuál es la respuesta de las familias y de las empresas, conociendo los impactos que la COVID-19 y las medidas adoptadas están generando en la economía.
P.- ¿Creéis que estos datos tienen más detalles granulares sobre el gasto de los hogares que las propias cifras oficiales?
R.- Así es, tal como muestran nuestros informes publicados mensualmente para monitorizar el impacto de la COVID-19 en consumo. La información agregada y anonimizada de los datos de nuestros clientes a través de su huella digital muestran una imagen muy detallada de en qué gastan los individuos, cómo lo gastan, cuándo y dónde, con un alto nivel de precisión, que no ofrecen las cifras oficiales. En uno de nuestros trabajos demostramos la robustez macroeconómica de nuestros datos en el caso de España, capaces de replicar la evolución del consumo en todas las desagregaciones que ofrecen las cifras más oficiales y dando un paso más, mostrando la evolución diaria, sectorial y con mayor detalle geográfico.
La desaceleración del consumo tras el comienzo de la segunda ola del virus es menos intensa y más heterogénea entre países
P.- ¿Para qué pueden utilizarse los datos que ofreceis de manera mensual y cómo han ido evolucionando a lo largo de todos estos meses?
R.- El análisis de los datos granulares en tiempo real y alta definición ayuda a medir los efectos causados por la pandemia y permite a los agentes económicos, instituciones y ‘policymakers’ tener respuestas rápidas y precisas para tomar las mejores decisiones. El seguimiento de nuestros datos, publicados en nuestros informes mensuales para el caso de España, bimensuales para el caso de Perú y semanales en Colombia y Argentina, nos dejan numerosos aprendizajes. A nivel global, observamos un impacto de la pandemia heterogénea entre países. A partir de mediados del mes de marzo se produce una fuerte y rápida caída del gasto mundial en la mayoría de las geografías y una recuperación mundial que comienza a finales del mes de abril. Sin embargo, la velocidad de recuperación ha sido muy distinta entre geografías, con los países latinoamericanos más rezagados en esta recuperación como muestran nuestros gráficos interactivos disponibles en la web de BBVA Research. La desaceleración del consumo tras el comienzo de la segunda ola del virus es menos intensa y más heterogénea entre países.
P.- ¿Cómo se deberían comparar esos datos con las cuentas nacionales? ¿Qué sesgos o distorsiones existen y qué información adicional pueden aportar?
R.- Trabajamos intensamente en la robustez de los datos. Hay que procesar, limpiar y validar la información de los datos a lo largo del proceso. La representatividad de la muestra y eliminar el sesgo de la variación de nuestra cuota de mercado en el tiempo son también aspectos muy relevantes que tenemos en cuenta antes de analizar los datos. Una de las razones de las invitaciones a estas conferencias de alto nivel, es precisamente la rigurosidad de nuestros análisis, que garantizan la robustez de nuestros datos para estudiar la evolución económica en alta resolución.
Una vez que corregimos estas distorsiones, el potencial de los datos para el análisis es abismal y prácticamente el límite está en la imaginación
P.- ¿Cuál es la principal contribución de esta nueva metodología? ¿Se debería extender a otros sectores o categorías con el tiempo?
R- Sin duda, el detalle que ofrecen los datos y la capacidad de responder preguntas tanto a nivel micro como macro en tiempo real y alta definición es indudable. Sobre la extensión del análisis, ya estamos trabajando en ello. Tras los datos de consumo, estamos analizando los flujos empresariales, que nos permiten monitorizar la inversión -donde ya tenemos publicado un documento de trabajo-, el sector exterior, el empleo, la producción sectorial, etc. El objetivo último es medir las cuentas nacionales en tiempo real y alta definición y, para ello, contamos con una amplia gama de indicadores desagregados en los que estamos trabajando.
Vamos a ver una mayor diferenciación entre empresas dirigidas por datos y las dirigidas por buenos datos
P.- ¿Cómo creéis que esta nueva medición va a evolucionar con el tiempo?
R.- Sin duda, pensamos que irá a más, pero vamos a ver una mayor diferenciación entre empresas dirigidas por datos y las dirigidas por buenos datos. Toda esta información comenzará a utilizarse para la toma de decisiones en las empresas y habrá un mayor foco de atención por parte de los organismos públicos en algo que actualmente lidera el sector privado. La viabilidad de este tipo de análisis y la clave del éxito estará precisamente en garantizar la robustez de los datos y articular las palancas necesarias para tratarlos y analizarlos de una manera eficiente, rápida y segura.