Alternativas futuras para un negocio seguro
La necesidad, el alcance y la naturaleza de las renovables son universales, pero su desarrollo en las distintas regiones es desigual y las posibilidades de negocio son un campo de batalla donde se enfrentan inversores, técnicos, ecologistas, políticos y economistas. No se cuenta con la opinión del consumidor -cliente y ciudadano a la vez- que asiste al debate desorientado y silencioso.
Cada uno de los grupos mencionados se va convirtiendo en un bando enfrentado a los demás: los grandes inversores no cuentan en sus planes con los pequeños emprendedores, los consultores independientes desmienten los estudios de las empresas y los defensores de una de las tecnologías renovables se enfrentan a sus símiles identificados con otra visión. Sin embargo, en gran parte del mundo, fundamentalmente en Estados Unidos, Latinoamérica y en la cuenca de Asia-Pacífico, las oportunidades y las inversiones aumentan y se diversifican.
Un negocio que recorre el planeta
¿Está todo bien o está todo mal? Depende a quién preguntemos y de la región que observemos. "Las compras y adquisiciones en el sector de las energías renovables prácticamente se duplicaron en América Latina durante el año pasado. Ninguna otra región en el mundo experimentó un ritmo de crecimiento semejante, según datos recogidos por la consultora PricewaterhouseCoopers en su informe Power & Renewables Deals 2016 outlook and 2015 review, publicado a finales del mes de febrero." Según el mismo informe, la región de Asia-Pacífico también ha batido record, no de crecimiento sino de transacciones en torno al negocio de las renovables, durante el mismo periodo. Y se prevé que durante 2016 se siga experimentando un importante número de fusiones y adquisiciones en dicha región.
En el resto del mundo la situación también fue rica en oportunidades, según el Programa Medioambiental de las Naciones Unidas, que dice en su informe Tendencias de las inversiones en energías renovables “en 2015 las energías renovables batieron un nuevo record de inversiones y nuevo capital aportado. Las inversiones alcanzaron 286.000 millones de dólares, seis veces más que en 2004 y, por primera vez más de la mitad de la generación de potencia incorporada se basa en energías renovables”.
Un sector con futuro y con negocio; falta averiguar cómo y dónde
Las renovables son un negocio con futuro pero saltan las alertas en torno a dos preguntas: quién tiene la capacidad de jugar ante la exigencia de elevados niveles de inversión y qué legislaciones ampararán dichas inversiones. España es el paradigma de la decepción empresarial en torno al impulso de este tipo de inversiones. En este sentido, Protermosolar, la Asociación Nacional de Productores de Energía Fotovoltaica (ANPIER) y la Unión Española Fotovoltaica (UNEF) han exigido al Gobierno que “garantice la igualdad de trato de las empresas e inversores nacionales con los inversores extranjeros, que están amparados por la Carta de la Energía ante los arbitrajes internacionales”. En su carta enviada a Alberto Nadal, secretario de Estado de Energía, las asociaciones de industria solar citan un estudio de Moody’s hecho público esta semana, según el cual, España es el país europeo con más riesgo para invertir en renovables lo que, sin duda, va a afectar al coste de las nuevas instalaciones, que soportarán una prima de riesgo muy superior a la de otros países.
En efecto, el sector en España está revuelto; la reciente compra de Gamesa por parte de Siemens puso de manifiesto las diferencias de intereses en un asunto que involucra a todos, y llevó a lamentar a Fernando Ferrando – Vicepresidente de la Fundación Renovables y ex director general de Gamesa Energía- la pérdida de una empresa tecnológicamente puntera. Ferrando concluye que “este desenlace supone negar nuestro papel que como país deberíamos tener en un nuevo modelo energético basado en renovables”.
Los enfados en el sector no acaban ahí, y Pep Puig, presidente de Eurosolar, ha llegado a tildar al secretario de energía de ser “un buen discípulo de Goebbels”. Alberto Nadal había acusado a los autocosumidores de “depredadores” y el reto de “alcanzar un mix 100% renovable en 2050” le pareció ‘un canto al sol, tecnológicamente inviable’. Dejando de lado a las personas y más preocupado por el país, se mostró José Miguel Villarig, presidente de la Asociación de Empresas de Energías Renovables (APPA): “De ocupar en 2007 el primer puesto en el ranking mundial de países más atractivos para invertir en renovables, España ha pasado a ocupar el puesto 25”.
Si dejamos de lado la crispación y buscamos la clave para alentar la inversión en España, parece ser que hay unanimidad; según todos los expertos y desde las bancadas de los principales partidos políticos, se insta a alcanzar la estabilidad normativa para generar confianza en los inversores. En el debate organizado por la Fundación Renovables y El Confidencial, incluso Guillermo Mariscal, portavoz de Energía del PP, estuvo de acuerdo en que se debe cambiar la normativa y se excusó por la actual: "Lastrados por el déficit tarifario y obligados a actuar para que no quebrara el sistema, acometimos una reforma gruesa y contundente", defiende.
A escala global
Sin embargo, el panorama global es positivo; al menos para el máximo mandatario de las Naciones Unidas. "Hemos pasado de lo imposible a lo imparable", proclamó exultante el secretario general de la ONU Ban Ki moon, que admitió que el acuerdo del clima era el objetivo primordial de su mandato: "En los últimos nueve años he hablado en repetidas ocasiones con todos y cada uno de los líderes y he viajado a todas las trincheras del clima, del Ártico a la Antártida, del Sahel al mar de Aral".
La cumbre del Clima de París, celebrada el pasado mes de diciembre, también fue optimista, lo que contrasta con las ediciones anteriores. Salvo los delegados ecologistas, que mostraron su escepticismo, el resto de asistentes celebraron la declaración final. El objetivo era limitar el calentamiento a los 2° y se acordó un límite inferior, de 1,5°. Fuentes del Consejo Mundial de los Negocios para el Desarrollo Sostenible consideraron que es un buen acuerdo para el sector empresarial, "para las empresas el texto es muy positivo porque da una señal muy clara a la inversión a largo plazo”.