Alejandra Rivas, el alma de Rocambolesc
Dulces, salados, en cono o tarrina, los helados son los protagonistas indiscutibles del verano, y Rocambolesc, un espacio mágico surgido del ingenio de Jordi Roca, lugar de peregrinaje para los amantes de este postre. Su pasión por ellos ha llevado al pequeño de los tres hermanos Roca a abrir cuatro locales (Girona, Madrid, Barcelona y Alicante). Sin embargo, si hay una figura que representa el alma de esta peculiar heladería es su encargada, Alejandra Rivas.
Esta repostera de origen mexicano heredó de su madre y su abuela el amor por la cocina. Tras formarse en la Escuela Único de Alimentos y Bebidas de Guadalajara (México), llega a España para realizar una estancia en las cocinas de Martín Berasategui. “La hostelería es un trabajo que requiere mucha pasión, horas, coraje y estar completamente convencido de que te gusta. En Martín fue donde entendí que amo la cocina y que realmente quería dedicarme a ella” afirma.
Mucho antes de terminar su estancia en el País Vasco, los ojos de Alejandra ya estaban puestos en otro destino: El Celler de Can Roca. Atraída por el trabajo que realizan los hermanos, consigue una beca para aprender en sus fogones. “Cuando estaba estudiando me gustaba más la parte salada, pero al ver la cocina de Jordi, su forma de entenderla y romper esquemas, me di cuenta de que me encanta la pastelería” confiesa. Así comienza la etapa más dulce de Alejandra Rivas junto a Jordi Roca, no solo en lo profesional sino también en lo personal.
Es durante este periodo que en la cabeza del repostero comienza a rondar una idea loca: sacar el tradicional carrito de los postres del restaurante a las calles de Girona ofreciendo helados. Sin embargo, las limitaciones de la normativa municipal le obligaron a buscar un céntrico local en la ciudad para aparcar el carro, pero no su sueño. Bajo el lema “No hay amor más sincero que el amor por los helados”, nace en 2012 Rocambolesc.
Con una estética inspirada en la película ‘Charlie y la fábrica de chocolate’, el objetivo principal del matrimonio era acercar los postres de El Celler de Can Roca a todos los públicos en forma de helado. “Para nosotros Rocambolesc significa pasión, respeto por nuestros consumidores y seguir haciendo lo que nos gusta: darle un poquito de alegría al día de cada persona que viene”, comenta Alejandra.
Rivas es la parte realista de este tándem dulce. Para ella, cada idea debe ser plausible, que se pueda realizar sin problema en las tiendas y encaje con el público de Rocambolesc. “Jordi y yo nos complementamos. Él piensa alguna locura y a mí me toca ver cómo hacer posible esa idea”, aunque en más de una ocasión debe bajarle los pies a la tierra.
La multiculturalidad de esta pareja ha dado lugar a una mezcla de sabores que no dejan indiferentes a nadie. En su carta se puede encontrar desde polos con diversas formas como la ‘Rocatocha’, inspirado en la nariz de Jordi, helados que cambian según la estación, tabletas de chocolate exclusivas o un helado caliente. Además, Rocambolesc rinde tributo a cada ciudad en la que está presente con creaciones como ‘El oso de madroño’ (Madrid), ‘El culo de la leona’ (Girona) o ‘El dedo de Colón’ (Barcelona).
Tal y como confiesa Alejandra, los tres helados que más éxito tienen son el de chocolate, el de manzana al horno y el Lactico, una recreación del famoso postre de El Celler. “La primera vez que los clientes llegan a nuestra heladería preguntan mucho, necesitan que les guíen un poco”. Además de las sugerencias que ofrecen, los encargados siempre están atentos a las mezclas que piden sus consumidores en busca de nuevas y originales combinaciones.
Jordi Roca y Alejandra Rivas, gracias a su trabajo e imaginación, han transformado su pasión por los helados en un universo de sabores que no deja indiferente a nadie. “Es gratificante ver cómo la gente viene con expectativas a la heladería del mejor restaurante del mundo y ver que se van contentos. Es una sensación increíble”.