¿Ahorro cómo y cuánto debo?
Una de las constantes de casi todo ser humano es que necesita un referente para saber si está actuando de forma correcta o no, especialmente cuando se trata de temas económicos. Por eso, cuando una persona accede al mundo de las finanzas personales, lo primero que quiere saber es si está ahorrando de forma correcta o si puede hacerlo mejor.
La forma más sencilla de responder a esa pregunta es hacer una nueva instantánea del estado financiero para determinar cuánto se ha conseguido ahorrar, hasta qué punto se está eliminando deuda y si realmente ha cambiado la distribución del capital. Es decir, recalcular el patrimonio neto.
La operación es relativamente sencilla. Por un lado hay que sumar todos los activos que posee una persona: patrimonio inmobiliario (casa) otros bienes (coche, televisor, etc) y el dinero en metálico (incluido el que está invertido en bolsa, depósitos bancarios y otros productos financieros). A esta cantidad hay que restarle todas las deudas, dese la hipoteca hasta cualquier préstamo personal u otras obligaciones generadas, por ejemplo, por la tarjeta de crédito. La cantidad restante será el patrimonio neto en ese preciso momento, lo que puede traducirse como el estado real de nuestras finanzas.
El patrimonio puede ser negativo o positivo, y tampoco hay que alarmarse si aparecen números rojos, sobre todo a edades tempranas. El coche y otros bienes duraderos, como por ejemplo los ordenadores, tienen la ‘gran’ cualidad de perder valor rápidamente, casi desde el mismo momento de su adquisición, e incluso la casa podría llegar a incluirse dentro de ese apartado. Además, tener deudas no implica estar arruinado ni mucho menos, sólo una situación que debe tratar de evitarse y mejorar (acabar con la deuda suele ser una de las primeras metas de cualquier plan financiero personal).
En cualquier caso, obtendremos una imagen global de nuestro estado financiero que será la que determine hasta qué punto estamos ahorrando de forma adecuada y cuál ha sido nuestro progreso: cuánta deuda hemos sido capaces de eliminar y cuánto ha mejorado nuestra capacidad de ahorro. Esta operación debe repetirse de forma periódica, bien mensual o trimestralmente.
Su principal valor es que sirve para reforzar el trabajo de ahorro en base a los resultados que se vayan obteniendo. Además, sirve para ver el reflejo de los pequeños ahorros cotidianos a largo plazo (el euro del café se convierten en cerca de 211 euros al año) e incluso la compra de productos eficientes y de larga duración (bombillas de bajo consumo o electrodomésticos, por ejemplo). Del mismo modo, es una gran herramienta para comprobar la efectividad global de nuestro plan financiero y llevar a cabo los ajustes que sean necesarios.
En el fondo, calcular cuánto tenemos o debemos, es la mejor fórmula para saber en cualquier momento si nos acercamos a nuestro objetivo, tanto si este pasa por terminar con la deuda o por alcanzar lo que se conoce como la libertad financiera.