¿Cómo afecta la geopolítica a la regulación?
La geopolítica siempre ha sido un factor condicionante de la regulación. Los contextos social, económico y político son fundamentales para comprender los movimientos regulatorios y creo que esto se ha podido ver con claridad a lo largo de los últimos años. María Abascal, BBVA Research, analiza en qué medida se ha dado este condicionamiento hasta el momento y qué se puede esperar en 2017.
Pregunta: ¿En qué medida las reformas regulatorias de los últimos años han estado influidas por factores políticos?
Respuesta: Inicialmente se dio una respuesta coordinada a la crisis a través de foros internacionales como el G-20. Pero, poco a poco, esa coordinación dio paso a que los problemas nacionales dominaran de alguna forma las agendas internacionales. Y en 2016 ha sido claro; todos tenemos en la cabeza los hitos políticos tan importantes y sorpresivos que se han producido, como el brexit o la elección de Trump. Por eso, de alguna forma, la presidencia alemana del G-20 se enfrenta al reto de gestionar el auge de los populismos y el recrudecimiento de los nacionalismos. Su objetivo fundamental es trabajar para que la globalización llegue a todo el mundo como vía para hacer frente a este tipo de amenazas: la amenaza del terrorismo, de movimientos de refugiados, etc.
P.: ¿Qué podemos esperar en 2017?
R.: Conocemos bien los motores geopolíticos, pero no no tenemos tan claro cómo van a evolucionar porque todavía hay mucha incertidumbre. Por ejemplo, se espera que Trump no profundice en la reforma regulatoria, incluso puede dar marcha atrás a alguno de sus elementos. Pero está todavía por ver cómo va a afectar su enfoque proteccionista, cómo se va a traducir en la regulación, si va a seguir respetando y adhiriéndose a los estándares internacionales o si, por el contrario, podemos ver una mayor divergencia regulatoria internacional.
Quizás con el brexit la principal incógnita es qué tipo de salida va a tener el Reino Unido: si va a ser una salida dura en donde no se produzca una participación de Reino Unido en el mercado único, lo que supondría una pérdida del pasaporte comunitario para las entidades que operan ahora mismo en el Reino Unido. Esto tendría efectos devastadores para la city y, posiblemente, la alternativa vendría de la mano de la equivalencia regulatoria de terceros países.
Y, por último, en Europa, el escenario de elecciones en nuestros países- en Holanda, en Francia, en Alemania y quién sabe si en Italia- posiblemente retrase todo el proceso de integración europeo.