¿A qué plazo contratar un depósito?
La duda que se plantean muchos ahorradores a la hora de contratar un depósito a plazos, es evaluar la duración de dicho depósito. Actualmente, tenemos una oferta disponible de depósitos que cubren desde un mes a un par de años, a distintos diferenciales, y no siempre tomamos la decisión más acertada en las condiciones de contratación.
Un depósito está condicionado, fundamentalmente, por el tipo de interés que pactemos, por el plazo que tengamos que inmovilizar dicho dinero y por las comisiones asociadas a dicho depósito, si las tuviera. Además, en el aspecto macroeconómico, debemos evaluar las tendencias de los tipos de interés, la guerra de depósitos entre las entidades financieras y nuestras posibles necesidades futuras.
La tendencia de los tipos de interés
La primera premisa que debemos situar en todo caso, es la evolución del euribor, la velocidad con la que dicho tipo de interés sube o baja y la tendencia a medio plazo en dicho tipo de interés. La máxima principal para invertir en depósitos dice que:
- Si los tipos de interés se encuentran en fase alcista, el plazo de tiempo del depósito debe ser corto.
- Si los tipos de interés se encuentran en fase bajista, es más recomendable los plazos de depósito largos.
A los ahorradores domésticos, las variaciones en los tipos de interés del Banco Central Europeo y sus efectos sobre el euribor, nos quedan grandes, dado que las decisiones de política monetaria no siempre tienen que coincidir con la opinión de los expertos en economía.
Batir a la inflación, el segundo hándicap
No obstante, el objetivo de cualquier ahorrador que coloque su dinero en depósitos, debe ser conseguir más dinero del inicial a cambio de unas garantías de estabilidad, como ofrecen los depósitos. Por ello, debemos conseguir siempre que la TAE efectiva de nuestro deposito sea superior a la previsión de aumento del IPC en el tiempo que tengamos nuestro dinero en el depósito. Para que nos hagamos una idea, si por mi depósito a un año me ofrecen un 3% pero el IPC interanual cierra en un 3,5%, en realidad hemos perdido un 0,5% de la cantidad depositada por la propia depreciación monetaria.
La guerra de depósitos y la estabilidad financiera
El último punto que debe comprobar siempre cualquier inversor medio de depósitos es la oferta financiera disponible en todos los productos y leer los costes ocultos de la captación agresiva de depósitos. Por ejemplo, en multitud de entidades, se ofrecen y se han ofrecido depósitos a tipos de interés muy suculentos, como son un 4% e incluso un 5%.
Este diferencial es genial, siempre y cuando no nos repercutan por comisiones de mantenimiento en cuenta o por las comisiones de las transferencias necesarias para mover el dinero, porcentajes que resulten superiores de manera global a la cantidad depositada. En esta situación, es imprescindible comprobar siempre qué productos adicionales contrataremos con el depósito, normalmente una cuenta corriente y el coste de la operativa y mantenimiento de dichos productos asociados.