¿A qué nos referimos con revolución de la información?
Tomasa Rodrigo, de BBVA Research, explica la actual revolución de la información y su funcionamiento. Con ‘Big Data’ y ‘ciencia de datos’ se infiere rápidamente ‘innovación’ y ‘tecnología’. La revolución digital y el avance tecnológico han permitido procesar enormes volúmenes de información a través de la huella digital de personas, empresas, organizaciones y gobiernos. Ejemplos de ello son los ‘me gusta’ de una foto, los pagos con tarjeta, la compra de un libro, la reserva de un viaje, o una búsqueda en Google.
La generación de almacenamiento de esta información ha venido acompañada del desarrollo de una amplia gama de algoritmos capaces de analizar y procesar, y así aportar valor. De esta forma ha revolucionado distintas ramas de la ciencia como la economía. El análisis de texto es una clara muestra de esta revolución.
¿Cómo estamos utilizando toda esta revolución?
Hoy día, gracias al desarrollo de las técnicas de procesamiento de lenguaje natural se es capaz de analizar un texto publicado en la web. Son las máquinas las que, al procesar ese texto, después de analizar previamente millones de textos, extraerán qué temáticas, lugares y organizaciones que aparecen en él. De esta forma, podemos medir la importancia y evolución a lo largo del tiempo de cualquier tema o evento de interés.
Pero además, no solamente se queda en cuantificar de qué se habla sino que podemos explotar una nueva dimensión, la dimensión emocional. A través del análisis de sentimientos se analizará cuál es la connotación que aparece en ese texto. Es decir, el algoritmo va a cuantificar y a analizar palabra por palabra y concluirá si ese texto tiene un sentimiento positivo o negativo.
¿Dónde es especialmente útil el uso de estas técnicas?
Estas técnicas son muy útiles en analizar tendencias innovadoras y disruptivas que cambian a velocidad de vértigo donde la información en tiempo real se convierte en un activo muy valioso. He aquí donde estas técnicas cobran especial relevancia y van a ayudar a investigadores, responsables políticos y a la industria a comprender mejor la nueva dinámica social en un entorno de rápido avance tecnológico, polarización política y frágil recuperación económica.
De este modo, el avance tecnológico ha permitido contar con un amplio artilugio de herramientas y datos para analizar. Que esta nueva información se traduzca en conocimiento será función del analista, que tendrá que ser capaz de circular y procesar toda esta maraña de información y datos desestructurados para que se traduzca en conocimiento, y por tanto, permita impulsar el crecimiento y el bienestar social.