9 peligros asociados a la incultura financiera
La incultura financiera es fruto del desconocimiento de las nociones financieras más básicas, aquéllas que se puede saber si comprendemos con tres preguntas básicas, aquellas cuyo desconocimiento puede acarrear malas consecuencias.
Pero la incultura financiera suele ir un paso más allá de un pobre conocimiento financiero, o incluso del más absoluto desconocimiento. La más grave suele venir acompañada de una gran ignorancia de las carencias que uno pueda tener en el ámbito del conocimiento financiero. Otro elemento que suele acompañar al desconocimiento suele ser el del desinterés por las finanzas personales y por la adquisición de un mayor grado de conocimiento financiero.
Las actitudes derivadas de la incultura financiera conllevan varios peligros graves. A continuación, anotamos los principales:
1) La incultura financiera puede conducir a ver gangas donde no las hay
Comprender la noción de riesgo es fundamental para comprender que los rendimientos que podamos obtener de nuestras decisiones, no solamente las de inversión, dependen del riesgo que estemos dispuestos a asumir.
Afortunadamente muchas personas sin un adecuado nivel de conocimiento financiero tienen la idea innata de que no hay recompensa sin sacrificio. Pero existen personas que, por incultura financiera, creen que abundan gangas sin riesgo. Aunque los mercados no sean absolutamente eficientes, son lo suficientemente eficientes como para que no abunden las gangas.
2) La incultura financiera hace peligrar un ahorro adecuado a las necesidades personales
Las nociones de tipos de interés e inflación son las que nos permiten comprender la dimensión temporal de nuestras decisiones. En definitiva, nos permiten comprender si lo que ahorramos ahora se espera que sea suficiente para atender a nuestras necesidades futuras, si excesivo o si sería necesario ahorrar más.
Todos conocemos casos de personas que han ahorrado, con sacrificios y renuncias muy dolorosos en algunos casos, una cantidad de dinero muy superior a la que luego han considerado adecuada o necesaria. Se ahorra por muchos motivos; pero no se debe ahorrar por desconocimiento o falta de planificación (por no tener una cierta planificación financiera).
También conocemos casos de personas que han consumido excesivamente, no siendo conscientes de que en el futuro sus ingresos podrían no ser suficientes para atender sus necesidades.
El remedio para evitar los peligros de pasarse de ahorrar o no llegar a ahorrar lo suficiente es una planificación financiera que tome en cuenta las distintas etapas de nuestra vida.
3) La incultura financiera hace peligrar oportunidades laborales
Muchos de los trabajos del siglo XXI exigen inversiones de algún tipo: formación, vehículos, vivienda, herramientas, vestuario, etc. Algunas de esas inversiones son planificadas por el empleador, pero otras tienen que ser financiadas por el empleado. Se trata de decidir si estudiar o no un determinado idioma u otro, una determinada formación reglada, de dónde residir o incluso del estilo de vida que se deba llevar para estar en condiciones de desempeñar un trabajo.
Para comprender si esas inversiones merecen o no merecen la pena es necesario un mínimo conocimiento financiero que permita valorar los riesgos y comprender las oportunidades, así como para analizar las alternativas disponibles.
Pero también es necesario tener un determinado nivel mínimo de conocimiento financiero para saber cómo financiar esas inversiones. El ejemplo más claro son los “números” que tiene que echar una familia para dar estudios a sus miembros más jóvenes. Sin un mínimo conocimiento de aspectos como la situación del patrimonio familiar, las previsiones razonables sobre el futuro del patrimonio familiar, las posibilidades para acceder a becas, de los posibles trabajos compatibles con los estudios o de los préstamos para estudios (como los préstamos blue de BBVA) se puede hacer peligrar el futuro de esos estudios.
La incultura financiera nos puede llevar a inversiones incorrectas para nuestro futuro laboral, a descartar oportunidades viables y a no encontrar las mejores vías de financiación.
4) La incultura financiera puede perjudicar nuestras opciones de ascenso profesional
En la mayoría de los trabajos de mayor responsabilidad hay que participar en proyectos a largo plazo. En la medida en la que haya que tomar decisiones cuyos costes y beneficios se desarrollen a lo largo del tiempo, ese trabajo requerirá de algún grado de conocimiento financiero.
Nadie nacemos sabidos, existen profesionales que son grandes conocedores de sus campos pero con un insuficiente conocimiento financiero para participar en proyectos de futuro. Muchos de ellos se han formado posteriormente en la medida necesaria para resolver las carencias en conocimiento financiero.
Quien tiene verdadera incultura financiera no es quien no tiene conocimiento financiero suficiente, sino quien quiere ascender profesionalmente desarrollando proyectos a largo plazo y no está dispuesto a resolver sus carencias de conocimiento financiero.
5) La incultura financiera hace peligrar la cultura del emprendimiento
El emprendimiento es una de las facetas de la vida en las que más decisiones de inversión y financiación hay que tomar, y en la que es muy importante tener el conocimiento financiero suficiente para explicar nuestro proyecto a terceras personas.
Pero el peligro es más social que personal. Muchas personas con buenas ideas de emprendimiento superan las dificultades y echan a andar esa idea. El problema surge en aquellas sociedades en las que por incultura mucha gente cree que el emprendimiento no merece la pena.
Una parte de la gente puede creer que el emprendimiento no compensa, porque solamente ven riesgos, sin saber valorar los beneficios. Existe en esa gente un desconocimiento que lleva a la falta de ponderación.
Otras personas, por incultura financiera, creen que la mejor manera para prosperar materialmente es la búsqueda de gangas, porque creen que existen más gangas de las que hay. Eso dificulta el emprendimiento.
6) La incultura financiera puede acarrear riesgos innecesarios
La mayoría de las personas, entre dos alternativas que prometan los mismos resultados, prefieren la más segura. Por eso, si tienen que asumir más riesgo, exigirán un mayor rendimiento a cambio.
Existen opciones para reducir el riesgo sin reducir los rendimientos esperados, como la diversificación, y opciones para reducir sustancialmente los riesgos, e incluso eliminarlos como las coberturas o los seguros.
El problema más grave de incultura financiera en este ámbito es el de aquellas personas que por no conocer los remedios para mitigar los riesgos simplemente no valoran los riesgos. Algunas personas solamente toman decisiones de bajo riesgo, despreciando oportunidades, y otras se lanzan a riesgos insostenibles.
7) La incultura financiera nos lleva al peligro de desconocer las relaciones entre el presente y el futuro
Todos entendemos que lo que hacemos hoy tiene repercusiones en nuestro futuro. Ampliar nuestro nivel de conocimiento financiero nos ayuda a comprender cómo se producen esas repercusiones.
Lo que la incultura financiera nos puede impedir comprender es cómo el futuro, el meramente previsto o proyectado, influye en nuestro presente. Para poder tener un presente debemos tener planes de futuro.
Un ejemplo de la importancia de los planes de futuro lo tenemos en la empresa. Si una empresa no tiene planes de futuro que convenzan, lo más probable es que tampoco tenga presente. ¿Quién va a querer ser socio de una empresa que se prevé que será ruinosa en el futuro?, ¿quién querrá prestarla dinero?, ¿encontrará la misma disposición la empresa a trabajar en ella si los trabajadores prevén ser despedidos pronto? En esas condiciones una empresa no es que no tenga futuro, sino que lo más probable es que tampoco tenga presente.
Demostrar que tenemos futuro es algo que tenemos que hacer día a día como en muchos ámbitos, ámbitos que van desde el trabajo a la pareja, pasando por pedir un préstamo, colocar deuda pública, buscar socios o mantener relaciones comerciales. Vivimos en el presente, pero solamente desde la incultura financiera se puede desatender al futuro, y no solamente al futuro, sino también a mostrar a los demás que ese futuro merece la pena construirlo juntos.
8) La incultura financiera es un peligro para las relaciones de confianza
Dos de los grandes peligros para las relaciones de confianza son vivir engañado y engañar a los demás (o que le engañen a uno). La incultura financiera facilita ambos tipos de engaños.
Cuanto mayor es el grado de conocimiento financiero, mayor es la capacidad de comprensión que tenemos de si nuestros compromisos son asumibles. Pero por el otro lado, cuanto mayor sea el grado de conocimiento financiero que tengamos mejor comprenderemos si lo que nos prometen los demás es fiable o no lo es.
Por ejemplo, cuanto mayor sea el grado de conocimiento de las consecuencias jurídicas de los contratos en los que participamos menor será la probabilidad de encontrarnos sorpresas desagradables. La incultura financiera nos lleva a firmar aquello que de tener mayor conocimiento nunca firmaríamos. Cuanto mayor conocimiento financiero se tiene más preguntas se pueden realizar acerca de lo que no se entiende de los contratos y se conoce también mejor cuáles son las fuentes más fiables de información para resolver nuestras dudas.
9) La incultura financiera genera desigualdad
Necesitamos un sistema financiero cada día más completo, y más complejo de entender. La educación financiera reduce la desigualdad al acercar ese sistema financiero más complejo a más personas, y con ello las oportunidades derivadas de ese sistema financiero.
La incultura financiera castiga a quienes la padecen con toda clase de pérdida de oportunidades, lo cual es malo para ellos pero también para el conjunto, que pierde la oportunidad de muchas relaciones provechosas. Por ello la lucha contra la incultura financiera nos debe implicar a todos: desde las escuelas, hasta los altos directivos.
Imagen | Alexandru Panoiu