25 años de mercado único europeo
La creación de un mercado único europeo sin fronteras ni aranceles es considerado como uno de los logros más importantes de la Unión Europea. El mercado común cumple 25 años y se encuentra en un momento de cambio crucial, en el que la disrupción digital obliga a regular nuevos productos y servicios.
Circular libremente por la UE, establecer una empresa en un Estado miembro o prestar un servicio en el territorio de uno de los socios europeos parecen hoy en día derechos consolidados. Todo ello es posible gracias al mercado común de la UE.
¿Cuál fue su origen?
Tras la crisis del petróleo en Europa durante la década de los 70, la Comisión Europea, presidida entonces por Jacques Delors, impulsar la economía del Viejo Continente. Así, propuso la puesta en marcha de un mercado único europeo en el que las personas, los bienes y servicios y los capitales pudieran circular libremente. Esta ambiciosa meta se consagró en el Acta Única Europea (1986), donde se establecieron los pasos a seguir y los plazos para lograrlo.
Este proceso requirió de un duro trabajo por parte de los socios europeos, ya que implicaba la desaparición de cualquier frontera o arancel y la homogeneización de las legislaciones nacionales. A pesar de la dificultad de la tarea, el 1 de enero de 1993 entraba en vigor el mercado común en la UE. Nacía así un espacio económico que, a día de hoy, incluye 500 millones de consumidores, ha propiciado la creación de 3,6 millones de empleos y ha convertido a la Unión Europea en un gigante económico mundial.
En su declaración conjunta a propósito del 25 aniversario de este hito, los representantes de las instituciones europeas se han comprometido a seguir trabajando para sacar el máximo provecho y lograr un mercado único cada vez más fuerte.
El Mercado Único Europeo, a sus veinticinco años, es aún joven. Una generación de europeos ha crecido con él y se ha beneficiado de él. Seguiremos haciéndolo más fuerte para que la siguiente generación pueda sacarle aún más provecho"
La era de la libre circulación digital
A pesar de que en los últimos años se han hecho grandes avances en áreas como la integración de los servicios de pago, el mercado único es un proyecto en construcción permanente. Evoluciona a medida que lo hacen el mercado y los sectores económicos. En este sentido, el reto al que se enfrentan las autoridades europeas en la era digital es esencialmente el mismo: derribar barreras. Con este objetivo en mente la Comisión Europea puso en marcha en 2015 la estrategia para el Mercado Único Digital -revisada en 2017-.
Este plan se basa en tres pilares de actuación fundamentales: mejorar el acceso a bienes y servicios digitales, crear un entorno digital en el que las redes y servicios digitales puedan prosperar y maximizar el potencial de crecimiento de la economía digital.
La CE calcula que un mercado único digital plenamente operativo podría aportar 415.000 millones de euros anuales a la economía europea. Para aprovechar al máximo este potencial, las instituciones pretenden regular la libre circulación de una nueva mercancía: los datos no personales. En este sentido BBVA Research ha señalado en un informe sobre economía digital que “los datos se han convertido en el petróleo del siglo XXI”. Este mismo estudio indica que la supresión de las medidas de ubicación de datos existentes aportaría al PIB europeo hasta 8.000 millones de euros al año.
En esta línea, un estudio de la Comisión reveló que el valor del mercado de los datos de la UE rondaba los 60.000 millones de euros en 2016 y podría superar los 106.000 millones en 2020. Si se eleva este cálculo al impacto de este mercado en el PIB global de la UE fue de un 2% en 2016, lo que se traduce en 300.000 millones de euros. La CE espera que para 2020 la cifra continúe creciendo y alcance los 739.000 millones (un 4% del PIB de la UE) .
Uno de los retos de esta estrategia es mejorar los niveles de digitalización de los europeos. Algo que se está logrando poco a poco. De acuerdo con el último Índice de la Economía y la Sociedad Digitales en 2017, la UE mejoró su comportamiento digital un 3% con respecto al año anterior. Son cada vez más los usuarios que compran en línea (un 66%), usan redes sociales (63%) o utilizan la banca ‘online’ (59%). No obstante, aún existen un 44% de europeos que no poseen capacidades digitales básicas.
La estrategia digital de la Comisión ha conquistado ya algunos hitos. Por ejemplo, el fin del ‘roaming’ en la Unión Europea, que desde el 15 de junio de 2017 permite a los europeos utilizar su teléfono móvil en cualquier país miembro sin ningún sobrecoste.
Otra de las grandes inversiones para mejorar la conectividad es ‘Wifi4EU’, que cuenta con una financiación de 120 millones de euros. A partir de mayo de 2018, los municipios de la UE podrán acceder a la instalación de este wifi de alta velocidad en lugares públicos.
La aprobación del Reglamento contra el bloqueo geográfico también figura entre sus recientes logros. Esta nueva normativa busca impulsar el comercio ‘online’ mediante la supresión de cualquier tipo de discriminación a los consumidores en función de su nacionalidad o lugar de residencia.
Por delante quedan aún grandes retos. Algunos como la estandarización del ‘blockchain’ o la creación de una infraestructura líder de computación en la nube aún están en proceso. Otros, como la regulación común en materia de ciberseguridad o una nueva legislación relativa a la protección de datos o el reglamento de identificación electrónica ya fueron aprobadas y entrarán en vigor a lo largo de 2018.
No obstante, aún queda camino por recorrer en estas áreas, como indica la Comisión Europea en la estrategia de ciberseguridad o en la propuesta de directiva de privacidad electrónica publicadas el año pasado.