2016 será el último año de desaceleración de la economía colombiana
De acuerdo con el último informe de Situación Colombia elaborado por BBVA Research, Colombia perdió de forma permanente una parte de su renta petrolera y como consecuencia el consumo y la inversión se han moderado de forma gradual. Sin embargo, el consumo se acelerará en 2017 y 2018, mientras que la inversión en infraestructura será lo que jalonará el crecimiento de la economía.
Las condiciones externas y domésticas parecen ir mejorando en la mayoría de los países de América Latina. En el frente externo, la aversión global que causó el 'brexit' quedó atrás y la incertidumbre de un aterrizaje forzoso de la economía china se ha disipado. En el frente doméstico, la economía colombiana sigue ajustándose de una manera gradual y ordenada a los menores precios del petróleo.
Cuando los ingresos de una economía caen de forma permanente, lo más saludable es que su gasto se modere (aunque también la economía podría endeudarse para sostener su consumo; sin embargo, esta alternativa no sería sostenible).
El crecimiento del PIB se ha desacelerado desde tasas cercanas al 5,0% en el periodo 2010-2014 a una tasa de 3,1% en 2015. En 2016 creemos que este crecimiento va a ser menor que el registrado en 2015, lo que seguirá ayudando a cerrar el déficit de la cuenta corriente, que es sencillamente el exceso del gasto sobre los ingresos en una economía.
El 2016 será el último año de desaceleración económica. El consumo de los hogares se acelerará lentamente en 2017 y 2018, mientras que la inversión, gracias al inicio de varios proyectos de infraestructura, será lo que jalonará con decisión el crecimiento de la economía. Transversal a este crecimiento, tendremos una tasa de cambio más devaluada comparada con los niveles de unos años atrás, lo que servirá de acicate para que otras ramas de la economía se desarrollen y reemplacen el impulso que le daba la minería a la economía hasta la caída del precio del petróleo.
BBVA Research
Creemos que el turismo, la industria y la agricultura serán algunos sectores que entrarán a relevar el ya cansado sector petrolero, lo que le dará un nuevo dinamismo a la economía y reducirá a su vez la dependencia de la economía a la volatilidad propia del precio de los productos básicos.
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En términos de precios, el panorama para lo que queda de 2016 y 2017 también es alentador. Los choques que recibimos por parte de la fuerte devaluación del tipo de cambio y la disminución de la oferta agrícola que ocasionó el fenómeno de El Niño se están marchitando.
Así mismo, consideramos que el tipo de cambio tendrá una apreciación entre 2016 y 2017, lo cual, unido a las mejoras en la oferta agrícola que ya está registrando el país, ayudarán a que la inflación tenga una senda decreciente de aquí en adelante.
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Sin embargo, no creemos que la inflación termine el 2017 por debajo del 4%, techo del rango meta de nuestro banco central. Por lo anterior, estimamos que el banco central tardará algunos meses en empezar a revertir el alza en las tasas de interés que realizó para contener las crecientes expectativas de inflación que se registraron en los últimos trimestres.
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En el frente fiscal, el Gobierno tiene pendiente una reforma tributaria que reemplace de forma definitiva los ingresos tributarios que perdió del sector petrolero y que se espera sea presentada en los próximos días, donde se contempla aumentar la tasa del IVA y el impuesto al consumo, recursos que estimamos serán suficientes para cumplir las metas fiscales, evitando fuertes ajustes en sus planes de inversión.
En resumen, podemos concluir que el ajuste de la economía colombiana a la nueva realidad de menores precios del petróleo ha sido gradual y ordenado. Varias de las vulnerabilidades de la economía, entre ellas, su déficit externo y fiscal, están disminuyendo. Somos optimistas en que lo peor en cuanto a crecimiento, inflación y endurecimiento de la política monetaria quedarán atrás cuando pase este año.